La enfermedad celíaca, también conocida como celiaquía, es una enfermedad crónica del sistema digestivo que se caracteriza por la intolerancia permanente al gluten, una proteína presente en el trigo, la cebada, el centeno y otros cereales relacionados. Cuando las personas con enfermedad celíaca consumen gluten, su sistema inmunológico responde dañando la mucosa del intestino delgado, lo cual dificulta la absorción de nutrientes esenciales.
Foto: Pan sin Gluten
El descubrimiento de la enfermedad celíaca se atribuye a varios investigadores a lo largo de la historia. Sin embargo, el médico pediatra Samuel Gee, de origen británico, realizó una descripción clínica detallada de la enfermedad en el siglo XIX. Gee publicó un artículo en 1888 en el que describía a la enfermedad como una “intolerancia al pan” y proporcionó pautas dietéticas para tratarla. Sus observaciones sentaron las bases para el reconocimiento y la comprensión posteriores de la enfermedad celíaca.
A lo largo del tiempo, otros científicos y médicos han contribuido al estudio de la enfermedad celíaca, como el pediatra holandés Willem-Karel Dicke, quien en la década de 1950 relacionó el consumo de gluten con los síntomas y la lesión intestinal en los pacientes. Además, se han realizado avances significativos en la comprensión de la patología y el diagnóstico de la enfermedad en las últimas décadas, lo que ha permitido mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.
La Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) es una organización internacional creada en el año 1978 que agrupa a organizaciones no gubernamentales, sociedades científicas y profesionales en el área de la sexualidad humana, cuyo objetivo principal es promover los derechos sexuales, fundamentados en los derechos humanos universales para una adecuada salud sexual. Promueve la salud sexual a través de campañas, eventos y actividades educativas en diferentes regiones del mundo. A continuación mencionamos los derechos sexuales contemplados en los derechos humanos: El derecho a la igualdad y a la no-discriminación. El derecho a la vida, libertad y seguridad de las personas. El derecho a la autonomía e integridad del cuerpo. El derecho a una vida libre de tortura, trato o pena crueles, inhumanos o degradantes. El derecho a una vida libre de todas las formas de violencia y de coerción. El derecho a la privacidad. El derecho al grado máximo alcanzable de salud, incluyendo la salud sexual que comprende experiencias sexuales placenteras, satisfactorias y seguras. El derecho a gozar de los adelantos científicos y de los beneficios que de ellos resulten. El derecho a la información. El derecho a la educación y el derecho a la educación integral de la sexualidad. El derecho a contraer, formar o disolver el matrimonio y otras formas similares de relaciones basadas en la equidad y el pleno y libre consentimiento. El derecho a decidir tener hijos, el número y espaciamiento de los mismos, y a tener acceso a la información y los medios para lograrlo. El derecho a la libertad de pensamiento, opinión y expresión. El derecho a la libre asociación y reunión pacíficas. El derecho a participar en la vida pública y política. El derecho al acceso a la justicia y a la retribución y la indemnización.
En el seno del Congreso mexicano, el enigma de las Momias de Nazca se convirtió en el epicentro de una encendida discusión. El destacado ufólogo Jaime Maussan tomó la escena para presentar dos cuerpos que, según él, desafían la clasificación humana y pertenecen a “seres no humanos”. Imagen de uno de los cuerpos “no humanos” mostrados en MéxicoReuters Los cuerpos, con más de 1.000 años según estudios respaldados por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), han desatado un debate en torno a su autenticidad y origen. Maussan, firme en su posición, destaca que estos cuerpos no son momias convencionales, sino auténticos cuerpos completos con características singulares que los hacen excepcionales. Sin embargo, la comunidad científica no está completamente convencida y plantea serias dudas sobre la autenticidad de estos cuerpos. La Universidad mexicana, a partir de sus propios estudios, desmiente la afirmación de Maussan sobre la procedencia extraterrestre de los cuerpos disecados. El Instituto de Física de la UNAM sostiene que no hay pruebas concluyentes que los cataloguen como “seres no humanos” o extraterrestres, desafiando así la narrativa presentada en el Congreso. Fuente para la redacción de la noticia: Antena 3