El fenómeno del año bisiesto se da debido a la forma en que la Tierra orbita alrededor del Sol y a la necesidad de ajustar nuestro calendario para mantenerlo alineado con las estaciones. Un año bisiesto es un año que tiene un día adicional, es decir, 366 días en lugar de 365.
La Tierra tarda aproximadamente 365.25 días en dar una vuelta completa alrededor del Sol. Para compensar este cuarto de día extra, se añade un día adicional al calendario cada cuatro años. Este día adicional se agrega al mes de febrero, y el año resultante se llama “bisiesto”.
La elección del 29 de febrero para agregar el día adicional en un año bisiesto tiene raíces históricas y prácticas.
Originalmente, el calendario romano, que era el antecedente del calendario actual, tenía 10 meses y un año de 304 días. Sin embargo, este calendario lunar no cuadraba bien con las estaciones del año. Para alinear mejor el calendario con los eventos astronómicos, en el año 45 a.C., el emperador Julio César introdujo el calendario juliano, que estableció el año solar en aproximadamente 365.25 días.
En la reforma del calendario llevada a cabo por el Papa Gregorio XIII en 1582, se mantuvo la tradición de agregar un día adicional, pero se eligió febrero para hacerlo. La razón detrás de seleccionar febrero para recibir el día extra radica en el intento de mantener una estructura lógica y coherente en el calendario.
Febrero originalmente tenía 29 días, y el día adicional se agregaba al final del mes para que el mes no perdiera su posición relativa en el año. Además, al agregar el día extra al final de febrero, se evitaba perturbar la secuencia de los meses restantes en el calendario.
La elección del 29 de febrero como día bisiesto se ha mantenido en el calendario gregoriano y sigue siendo una práctica estándar en la actualidad. Este sistema de año bisiesto contribuye a mantener la sincronización del calendario con las estaciones y los eventos astronómicos a lo largo del tiempo.
La Organización de las Naciones Unidas proclama el 18 de septiembre como Día Internacional de la Igualdad Salarial, con la finalidad de resaltar la importancia de equipar la igualdad salarial por un trabajo de igual valor. La igualdad salarial o igualdad de remuneración se refiere al derecho de hombres y mujeres a recibir una remuneración equitativa por trabajos de igual valor. Este concepto considera factores como competencias, condiciones laborales, calificaciones y niveles de responsabilidad en el desempeño del puesto. Además, la igualdad salarial refuerza los derechos humanos y la igualdad de género, y cuenta con el respaldo de actores clave como la comunidad internacional, la sociedad civil, agencias de ONU Mujeres, los Estados Miembros y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Como antecedente histórico, tras la Segunda Guerra Mundial, en 1951 se estableció el Convenio sobre Igualdad de Remuneración, reconocido como el primer instrumento internacional que impulsó la incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral, ocupando posiciones en la primera línea de producción en varios países. La creación de este convenio surgió como respuesta a la desigualdad salarial, vista como una clara forma de discriminación laboral. Este hito marcó el comienzo de un avance significativo hacia una mayor igualdad de género en el mercado laboral, estableciendo las bases para eliminar brechas económicas y promover un entorno laboral más justo e inclusivo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias
La leyenda de Rómulo y Remo narra la historia de los fundadores míticos de Roma. Según el relato, Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas, estableció la ciudad de Alba Longa a orillas del río Tíber. A lo largo de los años, sus descendientes reinaron sobre esta ciudad, hasta llegar a Numitor y su hermano Amulio. Amulio destronó a Numitor y, para evitar que tuviera descendencia que reclamara el trono, obligó a su hija, Rea Silvia, a convertirse en sacerdotisa de la diosa Vesta, asegurando así su virginidad. Sin embargo, Marte, el dios de la guerra, se unió a Rea Silvia, quien dio a luz a los gemelos Rómulo y Remo. Temiendo por su vida, Amulio ordenó que los recién nacidos fueran arrojados al Tíber en una canasta. La corriente los llevó hasta la zona de las siete colinas, cerca de la desembocadura del Tíber. Allí, una loba llamada Luperca los descubrió mientras bebía agua. Ella los llevó a su guarida en el Monte Palatino y los amamantó hasta que un pastor los encontró. El pastor y su esposa criaron a los mellizos, quienes al llegar a la adultez restauraron a Numitor en el trono de Alba Longa. Rómulo y Remo decidieron fundar una nueva ciudad como colonia de Alba Longa en el lugar donde la loba los había protegido. Así nació Roma, con Rómulo y Remo como sus primeros reyes. El mito de la loba que amamantó a los gemelos ha sido objeto de diversas interpretaciones. Algunos creen que la loba fue en realidad una mujer que cuidó de ellos, ya que el término latino “lupa” también se usaba para referirse despectivamente a las prostitutas de la época. Este relato, cargado de simbolismo, es fundamental para entender el origen mítico de una de las civilizaciones más influyentes de la historia. https://www.tiktok.com/@mscnoticias