Se requiere sensibilidad ante pacientes que esperan por trasplante
ENFERMOS RENALES GRAVES SE DEBATEN ENTRE DIÁLISIS Y ESPERANZA DE TRASPLANTE
Aún es necesaria una mayor conciencia de la población venezolana, en torno a la necesidad de donar órganos para salvar vidas
De acuerdo con un informe del Viceministerio de Redes de Salud Colectiva, para febrero de 2012, se contabilizaban en doce mil las personas que reciben diálisis en Venezuela, de las cuales mil setenta y siete se encontraban, en ese entonces, en la lista de espera para recibir un trasplante renal.
La cifra adquiere mayor significación, advierte el referido despacho adscrito al Ministerio de Salud, tomando en cuenta que 40% de quienes reciben diálisis podrían ser incluidos en la lista de espera por un riñón (si lo confirma la evaluación pre trasplante), lo que haría que el número de personas con la esperanza de un donante ascendiera a más de cinco mil. Este índice de necesidad actual es semejante al número de trasplantes renales efectuados en Venezuela en más de cuarenta años: 5.957 (desde 1967 y hasta 2011), según datos oficiales.
Los pacientes que reciben diálisis son aquellos con enfermedad renal crónica terminal, aunque en algunas ocasiones se puede realizar en pacientes con insuficiencia renal aguda, quienes también presentan un daño en el riñón, según indica el Dr. Luis Hernández, Jefe de la Consulta Externa de Trasplante Renal del Hospital Universitario de Caracas.
Cuando el riñón falla, es este tratamiento el que cumple la función de eliminar residuos de la sangre, previniendo daños en otros órganos. Los enfermos que requieren diálisis ven disminuida su calidad de vida, pues atraviesan terapias obligatorias de larga duración, que no le permiten trabajar de manera normal ni compartir con su familia y amigos.
¿Qué es la diálisis?
A juicio del Dr. Luis Hernández, la diálisis es un tratamiento sustitutivo de la función renal, que puede llevarse a cabo en dos modalidades: la hemodiálisis y la diálisis peritoneal.
La hemodiálisis se realiza a través de un catéter, fístula o canal arteriovenoso, que se conecta al paciente por medio de una máquina en la cual se forma un circuito. La sangre del paciente pasa por este destilador, donde quedan las toxinas, y vuelve a entrar al cuerpo sin éstas, reseña el también Nefrólogo de la Clínica Sanatrix.
Por otro lado, “la diálisis peritoneal se realiza mediante un catéter que se coloca en el abdomen del paciente, se conecta a bolsas de líquidos que tienen altas cargas de soluto, y extraen las toxinas”, refiere el médico.
En hemodiálisis, la periodicidad del tratamiento es de tres veces por semana, sugiriéndose un tiempo ideal de cuatro horas; mientras que la peritoneal es diaria, de acuerdo con el Dr. Hernández.
¿Cuándo se debe pasar de la diálisis al trasplante?
“El trasplante es necesario en aquellos pacientes con insuficiencia crónica de algún órgano. En el caso renal, es requerido en los pacientes con enfermedad crónica terminal o en aquellos con padecimiento crónico avanzado que va a progresar a terminal”, destaca el galeno.
Los tratamientos aplicados a quienes son beneficiados con una donación, procuran evitar el rechazo del cuerpo al órgano recibido, que es reconocido como un “agente extraño” por el organismo, lo que conlleva a la activación de las defensas del sistema inmunológico.
Por ello, el especialista asegura que al paciente con una intervención de este tipo se le deben administrar inmunosupresores. Estos medicamentos ayudan a que su cuerpo no rechace el órgano al actuar sobre su sistema inmunológico, a fin de que éste no lo ataque y lo dañe.
El Nefrólogo subraya que los pacientes trasplantados deben tomar sus inmunosupresores tal y como se lo indique su especialista, además de mantener una buena higiene personal, una dieta balanceada -sus alimentos deben estar bien lavados-, evitar contacto con personas portadoras de enfermedades infecto-contagiosas y con animales.
Fuente: http://www.rscmv.org.ve/pdf/diarinondonacion.pdf
El 28 de agosto de 1859, el mundo fue testigo de un fenómeno celestial sin precedentes. Auroras boreales iluminaron cielos inusuales, desde Madrid hasta Santiago de Chile y más allá. Pero este espectáculo no fue solo una maravilla visual; fue el preludio de un evento cósmico que cambiaría la historia tal como la conocemos. Pocos días después, el renombrado astrónomo Richard Carrington presenció una explosión de luz blanca en la superficie del Sol desde su jardín en Londres. Dos enormes llamaradas despidieron una energía equivalente a más de diez mil millones de bombas atómicas. Esta observación, conocida como el “Evento Carrington”, marcó el inicio de la tormenta solar más violenta de los últimos 500 años. La gran eyección de masa coronal del año 1859 desencadenó el caos tecnológico en todo el mundo. Las líneas telegráficas cayeron, se quemaron y operadores resultaron heridos. La red de telégrafos colapsó durante 14 horas en Europa y Estados Unidos. Sin embargo, la sorpresa llegó cuando, debido a la sobrecarga eléctrica atmosférica, los telégrafos continuaron enviando mensajes de larga distancia sin necesidad de baterías. Este evento histórico resalta la vulnerabilidad de nuestra tecnología ante los caprichos del universo. El Evento Carrington nos recuerda la fragilidad de nuestra civilización en un cosmos que siempre está en movimiento. Desde entonces, los científicos han estudiado este suceso para comprender mejor las tormentas solares y desarrollar medidas de protección. En resumen, el Evento Carrington de 1859 no solo fue un espectáculo celestial, sino también un recordatorio de nuestra dependencia de la tecnología y nuestra conexión con el cosmos. Este episodio histórico sigue fascinando y sirve como un llamado de atención sobre los misterios y peligros del espacio exterior.
El Domingo de Ramos es el día que marca el inicio de la Semana Santa en la tradición cristiana, conmemorando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Este día está lleno de simbolismo y significado religioso para los cristianos, pero en términos de “misterios”, podrían interpretarse algunos aspectos simbólicos o teológicos: La entrada triunfal de Jesús: Este evento, mencionado en los evangelios, es la base del Domingo de Ramos. Jesús entra en Jerusalén montado en un burro, mientras la multitud lo aclama y lo saluda con ramas de palma y ropas extendidas en su camino. El misterio aquí radica en la comprensión del significado de esta entrada en el contexto de la misión de Jesús y su relación con el reino de Dios. El cambio de actitud de la multitud: Es intrigante cómo la multitud que aclama a Jesús en su entrada triunfal el Domingo de Ramos luego se convierte en la misma multitud que lo rechaza y pide su crucifixión pocos días después. Este cambio repentino de actitud puede ser objeto de reflexión sobre la naturaleza humana y la fragilidad de las lealtades populares. El simbolismo de las palmas y las ramas: En muchas tradiciones cristianas, se llevan palmas y ramas durante las celebraciones del Domingo de Ramos como símbolo de victoria y triunfo. Estos elementos pueden representar la victoria espiritual sobre el pecado y la muerte que Jesús trae consigo, pero también pueden ser interpretados como un recordatorio de la naturaleza efímera de los triunfos terrenales. El comienzo de la Semana Santa: El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, un período de intensa reflexión y conmemoración para los cristianos. Este tiempo está lleno de rituales y tradiciones que recuerdan los eventos finales de la vida de Jesús, desde la Última Cena hasta su crucifixión y resurrección. Los misterios aquí son los propios misterios de la fe cristiana: la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y su significado para la salvación de la humanidad. En resumen, el Domingo de Ramos está envuelto en una serie de misterios religiosos y simbolismos que invitan a la reflexión y la contemplación sobre la fe cristiana y el significado de la vida y la obra de Jesucristo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias