Entra al maltrecho terreno del Estadio Olímpico con el resto de sus compañeros. Es el más pequeño de los 22 jugadores que están en la cancha, sin incluir a los tres miembros del cuerpo arbitral, que también lo superan en tamaño. Mientras escucha el himno nacional, la cámara de televisión lo enfoca y unas pequeñas marcas en el rostro denotan que aún el paso de la adolescencia a la adultez sigue su proceso en él.
Pero otra es la historia cuando comienza el partido. Se para en el eje central de la cancha y no teme encarar a nadie. Le tira un sombrero con doble toque a vinotintos como Rubert Quijada y Edder Farías, se voltea y mete una pelota con la proyección de un misil tierra – aire a sus compañeros de ataque.
Es un lanzador auténtico, de esos que quedan pocos en el fútbol nacional, heredero de la precisión de Edgar Jiménez y “Chispa” Briceño. Se tira noventa minutos en cancha ante el endecacampeón y nadie se da cuenta que apenas tiene 20 años de edad, ni él mismo, que cuando entra al camerino se ve un largo rasguño en el pecho que le ha levantado el pellejo. Se alarma como un niño, pero rápidamente recuerda que es la marca del forcejeo con un atacante rival. Es Homero Calderón, la joya de la cantera atlética.
Sin temor a nada
Ya van dos partidos consecutivos en los que José Hernández, técnico de Atlético Venezuela, cuenta con sus servicios desde el minuto 1. Calderón ha respondido, como siempre, a esa confianza brindada con un desempeño muy correcto. Ha mantenido la tranquilidad sin dejar de luchar al máximo para ganarse de nuevo ese puesto que antes le pertenecía por su pasada condición de juvenil. “El cambio es difícil porque te peleas el puesto con jugadores que estuvieron en el exterior o en la Selección Nacional. Para uno que está empezando es difícil, pero es un plus extra para trabajar más, aprender de ellos”, admite el volante.
Su puesto en la cancha requiere de mucho equilibrio, rigor, exactitud y regularidad. Desde su posición de centrocampista de quite es quien debe hacer la transferencia del juego defensivo al ofensivo y él no le escapa a esa losa de responsabilidad. Para él, la confianza no la da el técnico para jugar en ese puesto, la confianza tiene que dársela el jugador. “El volante central tiene la posición clave en la cancha, en el sistema. Hay que tener mucha autoconfianza para jugar ahí. El técnico no te da la confianza, uno tiene que dársela a él para que cuente contigo”, expresa con madurez el jugador nacido en Valencia.
El pupilo de Giovanny
Los pases de amplio milimetraje y exactitud son la marca de fábrica de su juego. “Siempre me he caracterizado por el juego largo. En la Sub 17 de la Hermandad Gallega era enganche y me convirtieron en volante de contención porque tenía buena salida. Ahora tengo un poco más la pelota, pero siempre me gusta meterla a espaldas de los centrales”, dice Calderón.
Homero se formó en el fútbol de su ciudad, en la inagotable cantera de la Hermandad Gallega de Valencia. Ahí bajo la tutela de técnicos reconocidos como Manolo Correa y Sergio Brizuela, aprendió a darle patadas al balón. Pero un compañero que hoy comparte con él en el vestuario del Atlético también tuvo que ver en su formación. “Comencé a los cinco años en la Hermandad Gallega. Mi primer entrenador fue Giovanny Romero con quien ahora juego en el mismo equipo. Fui campeón en todas las categorías hasta la Sub 17 que me fui al Caracas. Me faltó el título Sub 20, pero llegué a la final del torneo con el Atlético el año pasado”, recuerda uno de los mejores productos de esa talentosa categoría del cuadro nacional que disputó el título de la Serie Nacional Sub 20.
Quiere escribir de fútbol
Homero se llama así por su abuelo, no en honor a quien se le atribuye la redacción de las poesías épicas. El Calderón apellido, viene de un largo trayecto que se inició en Italia, pero él no se siente vinculado futbolísticamente con el país de la bota: “Siempre he sido fanático de mi Selección, no de la italiana”, aclara rápidamente un chamo que encuentra en su familia el ancla para estabilizar su vida. “Soy muy familiar, muy apegado a mi hermano que está en Estados Unidos, a mis padres, a mi novia”, admite el camisa 16 del Atlético.
“Mis modelos son mi mamá y mi hermano. Él era muy buen estudiante, pero no se pudo graduar. Se fue al exterior a conseguir mejor vida y gracias a Dios todo se le ha dado bien”, revela Calderón cuando se le consulta quién es el referente en su vida profesional, quien además se encontró como todo futbolista joven con un dilema trascendental: “Mi padre nunca quiso que dejara los estudios. No me apoyaba en lo futbolístico, en cambio mi mamá apoyó siempre mis decisiones. Esta carrera de futbolista requiere sacrificio y paciencia”.
Homero no quiere descuidar su carrera a futuro. Admite que el fútbol es una carrera con caducidad y quiere estar preparado para desempeñarse en otra profesión. “Soy bachiller. Inicié Contaduría Pública en la Universidad de Carabobo. La vida del futbolista es corta y uno tiene que aprovechar. Hay otras carreras que me parecen interesantes, como Comunicación Social o Periodismo Deportivo”, revela el volante quien tiene una particular preferencia en una tentativa carrera como cronista. “Me gustaría ser redactor deportivo. Soy buen analista, le busco las vueltas a las cosas. Me gusta escribir”, finaliza el talentoso mediocampista.
El tiempo está pasando rápido en la vida futbolística de Homero y él parece no darse cuenta. Las responsabilidades que asume lo han hecho madurar pronto y ya aquel “Homerito” mutó a Homero, el que lleva la dieciséis en la espalda de Atlético Venezuela.
Desde los cimientos del activismo ambiental hasta la urgente llamada a la acción de hoy, el Día de la Tierra ha evolucionado desde su modesto comienzo en 1968 hasta convertirse en un movimiento global que busca la preservación de nuestro planeta. En aquel entonces, el Servicio de Salud Pública de EE. UU. organizó el Simposio de Ecología Humana, un punto de partida crucial donde los estudiantes escucharon a científicos destacados hablar sobre los efectos del deterioro ambiental en la salud humana. Dos años más tarde, en 1970, el senador y activista ambiental Gaylord Nelson propuso la creación de una agencia ambiental, desencadenando una manifestación masiva que atrajo a miles de estudiantes y comunidades de todo Estados Unidos. Esta presión social culminó en la creación de la Agencia de Protección Ambiental y una serie de leyes destinadas a proteger nuestro medio ambiente, sentando así las bases para el movimiento ambiental moderno. En 1972, la primera Cumbre de la Tierra en Estocolmo reunió a líderes mundiales para abordar los problemas ambientales a escala global, marcando un hito en la conciencia ambiental mundial. El lema del Día Internacional de la Madre Tierra para el año 2024, “Planeta vs plásticos”, subraya la urgencia de abordar la crisis de los plásticos. La necesidad de reducir la producción de plásticos en un 60% para el año 2040 es imperativa, ya que estos contaminantes afectan directamente la salud humana y la salud del planeta. Es fundamental y urgente la necesidad de acabar con los plásticos por el bien de la salud humana y del planeta. Desde sus modestos inicios hasta su papel actual como plataforma para la conciencia ambiental global, el Día de la Tierra continúa inspirando a personas de todo el mundo a unirse en la lucha por un futuro sostenible. ¡Cada gesto cuenta en esta batalla por nuestro hogar compartido! https://www.tiktok.com/@mscnoticias
El Domingo de Ramos es el día que marca el inicio de la Semana Santa en la tradición cristiana, conmemorando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Este día está lleno de simbolismo y significado religioso para los cristianos, pero en términos de “misterios”, podrían interpretarse algunos aspectos simbólicos o teológicos: La entrada triunfal de Jesús: Este evento, mencionado en los evangelios, es la base del Domingo de Ramos. Jesús entra en Jerusalén montado en un burro, mientras la multitud lo aclama y lo saluda con ramas de palma y ropas extendidas en su camino. El misterio aquí radica en la comprensión del significado de esta entrada en el contexto de la misión de Jesús y su relación con el reino de Dios. El cambio de actitud de la multitud: Es intrigante cómo la multitud que aclama a Jesús en su entrada triunfal el Domingo de Ramos luego se convierte en la misma multitud que lo rechaza y pide su crucifixión pocos días después. Este cambio repentino de actitud puede ser objeto de reflexión sobre la naturaleza humana y la fragilidad de las lealtades populares. El simbolismo de las palmas y las ramas: En muchas tradiciones cristianas, se llevan palmas y ramas durante las celebraciones del Domingo de Ramos como símbolo de victoria y triunfo. Estos elementos pueden representar la victoria espiritual sobre el pecado y la muerte que Jesús trae consigo, pero también pueden ser interpretados como un recordatorio de la naturaleza efímera de los triunfos terrenales. El comienzo de la Semana Santa: El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, un período de intensa reflexión y conmemoración para los cristianos. Este tiempo está lleno de rituales y tradiciones que recuerdan los eventos finales de la vida de Jesús, desde la Última Cena hasta su crucifixión y resurrección. Los misterios aquí son los propios misterios de la fe cristiana: la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y su significado para la salvación de la humanidad. En resumen, el Domingo de Ramos está envuelto en una serie de misterios religiosos y simbolismos que invitan a la reflexión y la contemplación sobre la fe cristiana y el significado de la vida y la obra de Jesucristo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias