En los hogares venezolanos, la llama de la parrilla enciende mucho más que brasas; se avivan los lazos familiares y se celebra la amistad. Cada ocasión especial, ya sean cumpleaños, aniversarios, reencuentros, fines de semana o simples momentos en familia, se convierte en una oportunidad dorada para preparar una auténtica parrillada.
Las brasas rugen y la satisfacción se palpa en el aire mientras se reúnen, bajo el mismo techo, risas y apetitos ansiosos. Compartir una comida cocinada al fuego une de manera única a los venezolanos. Y, en este viaje culinario, la Montserratina se ha convertido en la guía experta, creando productos que no solo deleitan el paladar, sino que también atesoran momentos.
“Unir a las familias venezolanas a través del sabor de nuestros exquisitos productos es nuestra pasión”, comparte Verónica Maduro, Gerente Nacional de Mercadeo de la Montserratina. Cada bocado de las morcillas de cebolla, las picantes y las presentaciones ahumadas trae consigo la herencia de una tradición arraigada en la cultura del país. Y es que, en la parrilla, se cocina mucho más que carne; se forjan memorias que perduran en el tiempo.
Desde las chistorras que despiertan el apetito hasta las salchichas crudas que prometen un festín de sabores, cada ingrediente es parte crucial de esta experiencia. Los chorizos con ajo, carupaneros o ahumados añaden ese toque único que hace que cada parrillada sea una obra maestra culinaria.
La parrilla no es solo una comida; es un ritual que trasciende el tiempo y une a generaciones. Se convierte en un espectáculo donde las llamas pintan historias de risas, complicidades y amistades duraderas. Al cocinar juntos, las familias crean un vínculo irrompible, transformando las ocasiones especiales en momentos inolvidables.
Así que, la próxima vez que las brasas se enciendan y el humo bañe el aire, recuerda que estás participando en algo más grande: estás formando parte de una tradición que une corazones y paladares en una sinfonía de sabores. Porque, en Venezuela, la parrilla es mucho más que una comida; es un abrazo compartido entre amigos y seres queridos.
La Organización de las Naciones Unidas proclama el 18 de septiembre como Día Internacional de la Igualdad Salarial, con la finalidad de resaltar la importancia de equipar la igualdad salarial por un trabajo de igual valor. La igualdad salarial o igualdad de remuneración se refiere al derecho de hombres y mujeres a recibir una remuneración equitativa por trabajos de igual valor. Este concepto considera factores como competencias, condiciones laborales, calificaciones y niveles de responsabilidad en el desempeño del puesto. Además, la igualdad salarial refuerza los derechos humanos y la igualdad de género, y cuenta con el respaldo de actores clave como la comunidad internacional, la sociedad civil, agencias de ONU Mujeres, los Estados Miembros y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Como antecedente histórico, tras la Segunda Guerra Mundial, en 1951 se estableció el Convenio sobre Igualdad de Remuneración, reconocido como el primer instrumento internacional que impulsó la incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral, ocupando posiciones en la primera línea de producción en varios países. La creación de este convenio surgió como respuesta a la desigualdad salarial, vista como una clara forma de discriminación laboral. Este hito marcó el comienzo de un avance significativo hacia una mayor igualdad de género en el mercado laboral, estableciendo las bases para eliminar brechas económicas y promover un entorno laboral más justo e inclusivo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias
La leyenda de Rómulo y Remo narra la historia de los fundadores míticos de Roma. Según el relato, Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas, estableció la ciudad de Alba Longa a orillas del río Tíber. A lo largo de los años, sus descendientes reinaron sobre esta ciudad, hasta llegar a Numitor y su hermano Amulio. Amulio destronó a Numitor y, para evitar que tuviera descendencia que reclamara el trono, obligó a su hija, Rea Silvia, a convertirse en sacerdotisa de la diosa Vesta, asegurando así su virginidad. Sin embargo, Marte, el dios de la guerra, se unió a Rea Silvia, quien dio a luz a los gemelos Rómulo y Remo. Temiendo por su vida, Amulio ordenó que los recién nacidos fueran arrojados al Tíber en una canasta. La corriente los llevó hasta la zona de las siete colinas, cerca de la desembocadura del Tíber. Allí, una loba llamada Luperca los descubrió mientras bebía agua. Ella los llevó a su guarida en el Monte Palatino y los amamantó hasta que un pastor los encontró. El pastor y su esposa criaron a los mellizos, quienes al llegar a la adultez restauraron a Numitor en el trono de Alba Longa. Rómulo y Remo decidieron fundar una nueva ciudad como colonia de Alba Longa en el lugar donde la loba los había protegido. Así nació Roma, con Rómulo y Remo como sus primeros reyes. El mito de la loba que amamantó a los gemelos ha sido objeto de diversas interpretaciones. Algunos creen que la loba fue en realidad una mujer que cuidó de ellos, ya que el término latino “lupa” también se usaba para referirse despectivamente a las prostitutas de la época. Este relato, cargado de simbolismo, es fundamental para entender el origen mítico de una de las civilizaciones más influyentes de la historia. https://www.tiktok.com/@mscnoticias