Cuando escuchamos la palabra biónico o biónica, es inevitable la asociación a la ciencia ficción o alguna película venida desde Hollywood. Pero hoy el caso es diferente. Lo que creíamos muy lejano, ahora gracias a la fusión de tecnologías ya es una realidad.
Es un hecho que la pandemia del coronavirus nos está llevando a pensar de forma diferente; nos desafía a ir más lejos todavía donde la relación entre personas, datos y máquinas están y trabajan cada vez más juntos: y junto con ello, empiezan a surgir empresas biónicas, Gobiernos y agencias biónicas y hasta lo que podríamos calificar como una “sociedad biónica”.
Es indudable que el Covid-19 está acelerando esta metamorfosis y llevándola más lejos, donde los líderes empresariales, funcionarios públicos y dirigentes de la salud pública están tratando de administrar estos cambios inevitablemente obligatorios.
Hoy en día, la aceleración del cambio tecnológico o transformación tecnológica en las empresas, ha dado lugar a tres activos adicionales, que se han vuelto críticos en la creación de valor en las corporaciones. Los comportamientos, el capital cognitivo -el valor inherente de los algoritmos- y la red –entendida como la conexión entre las personas y las máquinas-. Estos activos –conocidos como BeCoN, por las iniciales en inglés de Behavior, Cognitive y Network-, son mucho más efectivos cuando se gestionan de forma conjunta y nos proyectan a las denominadas empresas biónicas.
Hoy existe un grupo de empresas que están consiguiendo gestionar toda la gama de activos. Estas son las llamadas empresas biónicas. Siendo algunas de ellas capaces de generar un gran valor en muy poco tiempo.
Las compañías o empresas biónicas no dependen, en su funcionamiento, exclusivamente de sus activos físicos, como las personas o los recursos naturales, ni siquiera de la buena gestión de sus inversiones. Han crecido construyendo y creando grandes plataformas digitales con las que aprovechan al máximo los BeCoN y con ello han mostrado hacia donde se encamina el futuro.
David Iacobucci, director comercial de Lumen en Chile, comenta que las empresas biónicas a menudo crecen rápidamente, capitalizando una combinación de sus activos. Estas formas de capital pueden crecer exponencialmente, de manera no lineal, y cuando se usan en conjunto, se refuerzan mutuamente. Por lo tanto, utilizar más de uno ayuda a que el valor crezca más rápidamente.
El reporte de Strategy + business[1] estima que hay alrededor de 100 empresas en el mundo, incluidos al menos 40 unicornios, que pueden reclamar el estado status biónico. Su rendimiento y crecimiento excepcionales les permite competir de «formas sin precedentes al combinar destreza digital, ingenio humano y propósito estratégico, como si fueran el equivalente corporativo de cyborgs sobrehumanos como Iron Man de Marvel Comics» afirma el ejecutivo de Lumen.
Las empresas biónicas se caracterizan por poseer tres áreas de mucha fortaleza: inversión en tecnología moderna –operan proyectos de entrega ágil–, el tener una buena cuota de talento digital y programas continuos de capacitación.
Entonces ¿Cómo empezar a ser una empresa de este tipo? En ese sentido, desde Lumen, la recomendación es que se enfoquen en una o dos partes del negocio que desean transformar digitalmente, es decir, generar un proceso por etapas de conversión. Las compañías buscan abarcar todo de una vez, y la mayoría de los casos no obtienen los resultados que esperan.
Lacobucci comenta que la transformación digital y tecnológica de una empresa puede ser un proceso complejo si se aborda al azar o es apresurado. Sumado a eso, la complejidad de encajar en el panorama digital que habitamos actualmente puede hacer que parezca aún más abrumador, es por ello que planificar las etapas de dicha transformación es clave.
Si las empresas hacen uso de las nuevas formas de tecnología disponibles en la actualidad, así como de las nuevas formas en que pueden implementarla y hacerla crecer, existe una gran oportunidad para América Latina y sus empresas para una rápida adopción de la capacidad “biónica”.
El tercer lunes de enero es el día más triste del año. El Blue Monday, o Lunes Triste, es un fenómeno que ha capturado la atención de muchos, especialmente a nivel emocional y psicológico. Según el psicólogo Cliff Arnald, este día, que ocurre el tercer lunes de enero, es considerado el más triste del año. La combinación de factores emocionales y físicos que afectan a las personas durante este período contribuye a que muchos lo vivan con un sentimiento de depresión o desánimo. Tras las celebraciones navideñas, muchas familias aún no se han recuperado, tanto a nivel económico como emocional. Los excesos durante las fiestas, la falta de rutinas y el descontrol de la temporada festiva generan un desequilibrio en la vida diaria de las personas. A esto se suma la presión de los propósitos de Año Nuevo, que suelen parecer más difíciles de alcanzar conforme avanzan los días. Las metas, que en un inicio se veían como una motivación, se convierten en un recordatorio de las dificultades por superar, lo que provoca una profunda decepción. Este contexto emocional se ve reflejado en un alto índice de personas que sienten que sus expectativas para el inicio del año se desmoronan rápidamente. El Blue Monday se convierte así en un día emblemático para aquellos que se enfrentan a esta realidad emocional. Sin embargo, más allá del fenómeno en sí, es importante considerar que este sentimiento de tristeza puede ser superado si se cuentan con las herramientas adecuadas para enfrentar los desafíos personales, laborales y emocionales. Es fundamental reconocer este fenómeno como un proceso natural y tomar conciencia de la importancia de la salud mental para poder seguir adelante con una actitud positiva y resiliente. https://www.tiktok.com/@mscnoticias
La celebración del Espíritu de la Navidad es una tradición que combina elementos espirituales y culturales, especialmente popular en varios países de América Latina y algunas partes de Europa. Esta festividad ocurre el 21 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno en el hemisferio norte, marcando el día más corto y la noche más larga del año. Se considera un momento de reflexión, renovación y apertura para atraer energías positivas, armonía y prosperidad. Origen y significado Aunque no tiene un origen religioso específico, la celebración está vinculada al simbolismo de la luz que vence a la oscuridad, un concepto presente en muchas culturas. En esta fecha, se invita al Espíritu de la Navidad, una entidad simbólica asociada con la abundancia, el amor y la paz, a llenar los hogares con bendiciones. Rituales comunes Durante la noche del 21 de diciembre, las familias suelen reunirse para realizar rituales que promuevan la armonía y la prosperidad. Algunos de estos incluyen: Escribir deseos: Se escriben en papel los anhelos para el próximo año, tanto personales como colectivos. Limpiezas energéticas: Se realizan limpiezas en el hogar con incienso, velas aromáticas o aceites esenciales para atraer buenas energías. Cena especial: Se comparte una comida sencilla, generalmente vegetariana, en un ambiente de gratitud. Donaciones: Se fomenta el acto de dar, ya sea con regalos simbólicos o ayuda a quienes lo necesitan. Significado actual Hoy en día, el Espíritu de la Navidad es visto como una oportunidad para conectarse con lo esencial, reflexionar sobre el año que termina y proyectar intenciones positivas para el futuro. Más allá de las creencias personales, es una práctica que invita a valorar la gratitud, el amor y la generosidad como pilares para iniciar un nuevo ciclo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias