El miedo escénico es un tipo de trastorno por ansiedad social (una especie de fobia social muy específica). En estos trastornos predomina el miedo a la evaluación por parte de los demás. Cuando la persona siente el miedo, este es incapacitante en la medida en que la persona evita las situaciones o que afecta a su rendimiento, reduce la efectividad de la comunicación y la persona acaba por expresarse peor.
El miedo escénico se compone de síntomas:
Para el profesor de oratoria y locutor Efraín Cruz “El factor de mantenimiento de este problema son las ideas preconcebidas, catastróficas y la evitación, es por ello que son tres de los principales puntos a los que se dedican los tratamientos”.
“Este problema puede afectar a cualquier persona y aparecer en cualquier momento de la vida de uno pero es más frecuente en personas cuya profesión les exige (una presión más) dar charlas en público, estar delante de una audiencia o ser evaluados por multitudes, por ejemplo: cantantes, músicos, actores (más frecuente en situaciones en directo, como el teatro), personas que deben dar discursos, etc… De hecho muchas de las personas más famosas han pasado por este calvario “explicó Cruz.
Cómo superarlo
El tratamiento más efectivo es el cognitivo-conductual, que puede incluir técnicas como las siguientes:
Otros tratamientos como la hipnosis o la medicación pueden utilizarse también, aunque son casos puntuales en los que la medicación es adecuada, sí sirve para ciertas personas. La medicación puede ayudar a disminuir el nivel de activación.
El mejor consejo: No evites los escenarios si puedes, aunque sea con mucha ansiedad, exponte a ello, seguramente a medida que avanzas en la actuación la ansiedad disminuye. Otro punto muy importante es ignorar tus pensamientos negativos, sustitúyelos por mensajes de valía, motivación y coraje. Practica de forma habitual los ejercicio de relajación.
El 17 de noviembre conmemora el Día Internacional del Síndrome de Smith Magenis, un hito que destaca la relevancia de esta condición genética descubierta en los años 80 por Ana Smith y Ellen Magenis, una pionera en genética molecular. Este síndrome, vinculado a una deficiencia en el cromosoma 17, afecta aproximadamente a 1 persona de cada 15.000/25.000 nacimientos, manifestándose con una variedad de síntomas físicos y conductuales, acompañados de un retraso mental de gravedad variable y anomalías congénitas. Las asociaciones dedicadas al Síndrome de Smith Magenis organizan eventos con el objetivo claro de sensibilizar tanto a la población en general como a los profesionales de la salud. Entre las metas fundamentales de estas iniciativas se encuentran: Impulsar la Detección Precoz: Fomentar la identificación temprana de la enfermedad, garantizando un abordaje más efectivo desde sus primeras etapas. Atender las Necesidades de los Afectados: Buscar soluciones integrales que aborden las necesidades terapéuticas, educativas y asistenciales de quienes conviven con este síndrome, así como proporcionar un sólido apoyo a sus familias. Promover la Investigación: Lanzar un llamamiento apasionado a la investigación, destacando la importancia de explorar y comprender más a fondo esta patología para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Generar Conciencia Pública: Ampliar el conocimiento general sobre el Síndrome de Smith Magenis es esencial. Con campañas educativas, se busca sensibilizar a la población acerca de la existencia de esta condición y fomentar la empatía y la comprensión.
El Día de los Muertos es una festividad tradicional mexicana que tiene raíces profundas en la cultura indígena precolombina de México, especialmente entre los pueblos aztecas, mayas, purepechas y totonacas. Esta celebración se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre, coincidiendo con el Día de Todos los Santos y el Día de los Muertos en el calendario católico, lo que es una muestra de la fusión de las tradiciones indígenas y europeas después de la conquista española en el siglo XVI. Las razones por las cuales se celebra el Día de los Muertos en México son variadas: Conexión con las creencias indígenas: Los pueblos indígenas de México tenían una profunda conexión con la muerte y creían que la vida después de la muerte era una parte natural del ciclo de la vida. Celebraban a sus muertos a través de rituales y ofrendas mucho antes de la llegada de los españoles. Sincretismo religioso: Después de la conquista española, la religión católica se combinó con las creencias indígenas para dar lugar a esta festividad. Los colonizadores españoles intentaron reemplazar las creencias indígenas con las suyas, pero en lugar de erradicar las tradiciones preexistentes, se incorporaron elementos católicos en la celebración de los muertos. Homenaje a los seres queridos fallecidos: El Día de los Muertos es una forma de honrar y recordar a los seres queridos que han fallecido. Las familias crean altares o ofrendas que incluyen fotos, velas, flores, alimentos y objetos personales de los difuntos para recibir sus espíritus y celebrar su memoria. Celebración de la vida: Aunque pueda parecer paradójico, el Día de los Muertos no es una festividad triste, sino más bien una celebración de la vida. Se cree que durante estos días, los difuntos regresan a visitar a sus seres queridos, y se les recibe con música, baile y comida. Conservación de la identidad cultural: El Día de los Muertos es una de las festividades más importantes en la cultura mexicana, y su celebración contribuye a la preservación de las tradiciones y la identidad cultural del país. En resumen, el Día de los Muertos en México es una festividad arraigada en las creencias indígenas, el sincretismo religioso y la conexión con los seres queridos fallecidos. Es una celebración única que combina elementos de alegría, respeto y espiritualidad, y juega un papel importante en la cultura mexicana.