Iberia es la aerolínea de bandera española, la que millones de personas utilizan para venir a conocer nuestro país, y que otras tantas aprovechan para salir de vacaciones desde aquí hacia otros destinos.
La historia de Iberia comienza un 28 de junio de 1927, día en que se pone la firma que constituye la empresa, por entonces denominada “Iberia, Compañía Aérea de Transporte”.
Ese primer documento preveía las rutas inaugurales, que comprendían varias de las principales ciudades de la península, como así también las Islas Canarias, y algunos puntos centrales del norte del continente africano.
Ese mismo año, el 14 de diciembre, y con presencia del rey Alfonso XIII, se realizó el primer vuelo de un avión de Iberia conectando, como no podía ser de otro modo, las ciudades de Madrid y Barcelona.
En aquel entonces, la aerolínea contaba con tres aviones Rohrbach Roland, trimotores que permitían transportar hasta diez pasajeros, además de dos tripulantes, con su equipaje y carga. Suena ridículo comparado con las aeronaves modernas, pero su velocidad máxima era de 205 km/h.
Iberia continuó operando dentro de España y en territorios cercanos a los nacionales durante casi una década, hasta que, entre finales de la década del ´30 y comienzos de la década del ´40, aparecieron los trayectos que unían Madrid con Londres, Lisboa, París y Roma.
Para 1946, los vuelos transatlánticos eran un hecho, y los primeros de la compañía fueron hacia Buenos Aires. Esos vuelos fueron históricos, además, por ser los primeros en los que se incorporaban azafatas.
Poco años más tarde, en agosto de 1954, la empresa inaugura otra ruta clave para su expansión internacional: Madrid – Nueva York. Para entonces, ya disponía de aeronaves Super Constellation, llamadas Pinta, Niña y Santa María, al igual que las famosas carabelas de Cristóbal Colón.
La década del ´60 representó la revolución no sólo para Iberia, sino para la aeronavegación en general. Los reactores sucedieron a las hélices, y los aviones se volvieron mucho más potentes.
La Organización de las Naciones Unidas proclama el 18 de septiembre como Día Internacional de la Igualdad Salarial, con la finalidad de resaltar la importancia de equipar la igualdad salarial por un trabajo de igual valor. La igualdad salarial o igualdad de remuneración se refiere al derecho de hombres y mujeres a recibir una remuneración equitativa por trabajos de igual valor. Este concepto considera factores como competencias, condiciones laborales, calificaciones y niveles de responsabilidad en el desempeño del puesto. Además, la igualdad salarial refuerza los derechos humanos y la igualdad de género, y cuenta con el respaldo de actores clave como la comunidad internacional, la sociedad civil, agencias de ONU Mujeres, los Estados Miembros y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Como antecedente histórico, tras la Segunda Guerra Mundial, en 1951 se estableció el Convenio sobre Igualdad de Remuneración, reconocido como el primer instrumento internacional que impulsó la incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral, ocupando posiciones en la primera línea de producción en varios países. La creación de este convenio surgió como respuesta a la desigualdad salarial, vista como una clara forma de discriminación laboral. Este hito marcó el comienzo de un avance significativo hacia una mayor igualdad de género en el mercado laboral, estableciendo las bases para eliminar brechas económicas y promover un entorno laboral más justo e inclusivo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias
La leyenda de Rómulo y Remo narra la historia de los fundadores míticos de Roma. Según el relato, Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas, estableció la ciudad de Alba Longa a orillas del río Tíber. A lo largo de los años, sus descendientes reinaron sobre esta ciudad, hasta llegar a Numitor y su hermano Amulio. Amulio destronó a Numitor y, para evitar que tuviera descendencia que reclamara el trono, obligó a su hija, Rea Silvia, a convertirse en sacerdotisa de la diosa Vesta, asegurando así su virginidad. Sin embargo, Marte, el dios de la guerra, se unió a Rea Silvia, quien dio a luz a los gemelos Rómulo y Remo. Temiendo por su vida, Amulio ordenó que los recién nacidos fueran arrojados al Tíber en una canasta. La corriente los llevó hasta la zona de las siete colinas, cerca de la desembocadura del Tíber. Allí, una loba llamada Luperca los descubrió mientras bebía agua. Ella los llevó a su guarida en el Monte Palatino y los amamantó hasta que un pastor los encontró. El pastor y su esposa criaron a los mellizos, quienes al llegar a la adultez restauraron a Numitor en el trono de Alba Longa. Rómulo y Remo decidieron fundar una nueva ciudad como colonia de Alba Longa en el lugar donde la loba los había protegido. Así nació Roma, con Rómulo y Remo como sus primeros reyes. El mito de la loba que amamantó a los gemelos ha sido objeto de diversas interpretaciones. Algunos creen que la loba fue en realidad una mujer que cuidó de ellos, ya que el término latino “lupa” también se usaba para referirse despectivamente a las prostitutas de la época. Este relato, cargado de simbolismo, es fundamental para entender el origen mítico de una de las civilizaciones más influyentes de la historia. https://www.tiktok.com/@mscnoticias