Durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983) en Argentina se cometieron violaciones masivas a los derechos humanos contra la población civil: detenciones arbitrarias, ejecuciones, exilios forzosos, torturas, violaciones y abusos sexuales, robo de bienes; ataques a las libertades civiles, políticas y sindicales; censuras, persecuciones de todo tipo. Fue la dictadura más cruenta que sufrió el país, desde donde se perpetró un plan sistemático de desapariciones forzadas, que incluyó el secuestro de alrededor de 500 bebés, niñas y niños que fueron separados de sus familias y apropiados bajo otra identidad.
Esos bebés, niñas y niños fueron secuestrados junto a sus padres o nacieron durante la detención ilegal de sus madres en centros clandestinos de detención. Hoy continúan desaparecidas y desaparecidos con sus identidades fraguadas.
Las familias de las víctimas iniciaron rápidamente la búsqueda reuniéndose en distintos organismos de derechos humanos que hoy son emblema en Argentina y en el mundo. En abril de 1977, las Madres de Plaza de Mayo comenzaron a reunirse alrededor de la pirámide de la Plaza de Mayo frente a la Casa de Gobierno para reclamar por el destino de sus hijas e hijos, y en octubre de ese mismo año, muchas de esas mujeres que además buscaban a sus nietas y nietos desaparecidos, o tenían hijas o nueras que habían sido secuestradas embarazadas, comenzaron esta otra búsqueda, reunidas en Abuelas de Plaza de Mayo. El reclamo por los familiares de desaparecidos recibió la solidaridad de muchos países y de Organismos Internacionales.
A partir del retorno de la democracia el 10 de diciembre de 1983, y a través de los distintos poderes del Estado, la Argentina inició un largo proceso de Memoria, Verdad y Justicia. El reclamo de las Abuelas por la restitución de sus nietas y nietos a sus legítimas familias fue encontrando, lentamente, respuesta desde algunas estructuras del Estado.
Luego de conseguir que la ciencia genética descubriera el “índice de Abuelidad”, la posibilidad de probar la filiación de una niña o niño y su abuela, faltando la generación de sus padres a instancias de las Abuelas se creó en 1987 el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), por Ley 23.511. Allí se resguarda la información genética de todas las familias que buscan a sus nietas y nietos desaparecidos. En 1992, se crea por Ley 25457, en el ámbito del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CoNaDI) para impulsar la búsqueda de hijas e hijos de desaparecidos y de personas nacidas durante el cautiverio de sus madres, a fin de determinar su paradero y restituir su identidad. Los casos contemplados en el BNDG son de familias que buscan niñas y niños nacidas entre junio de 1974 y 1980, no obstante, como el plan sistemático de apropiación se montó sobre un andamiaje preexistente de tráfico de niñas y niños, que incluye falsificación de documentos públicos, la CoNaDI recepciona casos de personas nacidas durante todo el período en que transcurrió el terrorismo de Estado en Argentina.
Hoy, son 130 las nietas y nietos que restituyeron sus identidades gracias a la incansable lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo y junto al Estado. Estas personas recuperaron su historia familiar y su derecho a la identidad, y al igual que sus familiares, el derecho a saber la verdad sobre lo ocurrido. Aún resta resolver la identidad de alrededor de 350 personas que pueden estar en cualquier rincón del mundo y a quienes sus familias siguen buscando.
A quiénes buscamos
Hoy las nietas y nietos de las Abuelas tienen entre 40 y 45 años. Son personas adultas que pueden haber migrado por múltiples razones, por eso pueden vivir en cualquier rincón del mundo. Muchos de ellos quizá sean madres y padres, algunos incluso abuelas y abuelos.
La mentira sobre el origen se transmite de generación en generación, por eso las Abuelas hoy buscan también a sus bisnietas y bisnietos.
La búsqueda de las nietas y nietos sigue vigente, porque la identidad es un derecho, al igual que el derecho de los familiares a conocer la verdad sobre lo ocurrido.
La campaña #ArgentinaTeBusca
Hoy la República Argentina, desde su Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, con el acompañamiento de CoNaDI y Abuelas de Plaza de Mayo, hace propia esta búsqueda impulsando esta Campaña Internacional por el Derecho a la Identidad.
Tienes derecho a la identidad. Tienes derecho a la verdad. No te quedes con la duda. Ayúdanos a encontrarte.
Puedes contactarte con la Embajada o Consulado argentino más cercano o a través de www.abuelas.org.ar
La Organización de las Naciones Unidas proclama el 18 de septiembre como Día Internacional de la Igualdad Salarial, con la finalidad de resaltar la importancia de equipar la igualdad salarial por un trabajo de igual valor. La igualdad salarial o igualdad de remuneración se refiere al derecho de hombres y mujeres a recibir una remuneración equitativa por trabajos de igual valor. Este concepto considera factores como competencias, condiciones laborales, calificaciones y niveles de responsabilidad en el desempeño del puesto. Además, la igualdad salarial refuerza los derechos humanos y la igualdad de género, y cuenta con el respaldo de actores clave como la comunidad internacional, la sociedad civil, agencias de ONU Mujeres, los Estados Miembros y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Como antecedente histórico, tras la Segunda Guerra Mundial, en 1951 se estableció el Convenio sobre Igualdad de Remuneración, reconocido como el primer instrumento internacional que impulsó la incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral, ocupando posiciones en la primera línea de producción en varios países. La creación de este convenio surgió como respuesta a la desigualdad salarial, vista como una clara forma de discriminación laboral. Este hito marcó el comienzo de un avance significativo hacia una mayor igualdad de género en el mercado laboral, estableciendo las bases para eliminar brechas económicas y promover un entorno laboral más justo e inclusivo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias
La leyenda de Rómulo y Remo narra la historia de los fundadores míticos de Roma. Según el relato, Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas, estableció la ciudad de Alba Longa a orillas del río Tíber. A lo largo de los años, sus descendientes reinaron sobre esta ciudad, hasta llegar a Numitor y su hermano Amulio. Amulio destronó a Numitor y, para evitar que tuviera descendencia que reclamara el trono, obligó a su hija, Rea Silvia, a convertirse en sacerdotisa de la diosa Vesta, asegurando así su virginidad. Sin embargo, Marte, el dios de la guerra, se unió a Rea Silvia, quien dio a luz a los gemelos Rómulo y Remo. Temiendo por su vida, Amulio ordenó que los recién nacidos fueran arrojados al Tíber en una canasta. La corriente los llevó hasta la zona de las siete colinas, cerca de la desembocadura del Tíber. Allí, una loba llamada Luperca los descubrió mientras bebía agua. Ella los llevó a su guarida en el Monte Palatino y los amamantó hasta que un pastor los encontró. El pastor y su esposa criaron a los mellizos, quienes al llegar a la adultez restauraron a Numitor en el trono de Alba Longa. Rómulo y Remo decidieron fundar una nueva ciudad como colonia de Alba Longa en el lugar donde la loba los había protegido. Así nació Roma, con Rómulo y Remo como sus primeros reyes. El mito de la loba que amamantó a los gemelos ha sido objeto de diversas interpretaciones. Algunos creen que la loba fue en realidad una mujer que cuidó de ellos, ya que el término latino “lupa” también se usaba para referirse despectivamente a las prostitutas de la época. Este relato, cargado de simbolismo, es fundamental para entender el origen mítico de una de las civilizaciones más influyentes de la historia. https://www.tiktok.com/@mscnoticias