19 de marzo, Día Mundial del Sueño
**Este trastorno del sueño no se cura, suele diagnosticarse tras 10 años de su padecimiento y puede afectar el trabajo, las labores de casa e incluso los momentos de intimidad.
Para muchas personas, quedarse dormido en el día puede ser síntoma de cansancio, fatiga y hasta flojera; pero cuando es recurrente, puede ser el síntoma de sufrir de narcolepsia, una enfermedad que causa episodios repentinos de sueño, en los que se pueden llegar a producir alucinaciones y hasta la pérdida repentina del tono muscular.
El doctor Oscar González, neurólogo del Grupo Médico Santa Paula (GMSP), explica que la narcolepsia “es uno de los trastornos del sueño y vigilia, que se caracteriza por una somnolencia excesiva, ataques repentinos de sueño, presentando dificultad para mantenerse despierto durante períodos largos, sin importar las circunstancias. Se acompaña también de frecuentes pérdidas del tono muscular o lo que denominamos cataplejía”.
Síntomas de la Narcolepsia
Explica el especialista que, los cinco síntomas principales son: somnolencia diurna excesiva, parálisis del sueño; sueño nocturno, perturbado por excesivos despertares; alucinaciones hipnagógicas, que se refieren a la visión de imágenes vívidas, acompañadas por sonidos y la sensación de ser tocado en los momentos de transición vigilia-sueño (hipnagógica), o en la transición al despertar (hipnopómpica) y, finalmente, la cataplejia o pérdida brusca del tono muscular y caída al suelo, frecuentemente desencadenada por risa, con preservación de la conciencia.
Una condición irreversible
La Narcolepsia suele reportarse entre los 10 a 30 años de edad, tanto en hombres como mujeres, y aunque se desconoce si la causa es un factor genético. “Los antecedentes familiares aumentan de 20 a 40 veces la posibilidad de padecerla”, según expone González.
“Una vez instaurada la narcolepsia es persistente el resto de la vida. Hay que diferenciarla de otras patologías, así como trastornos del sueño, que influyen en mantenerse despiertos durante el día.”
En Europa, Japón y los Estados Unidos, la incidencia es de 0,2 a 1,6/1.000 y los síntomas se pueden controlar con medicamentos, cambios en el estilo de vida y además del apoyo de la familia y el del entorno del afectado.
El doctor González advierte que el no diagnosticar este tipo de trastorno puede ocasionar problemas en diferentes áreas al paciente, como por ejemplo, provocar problemas graves en lo profesional y lo personal; ser percibido como perezoso o letárgico, e incluso puede que su desempeño escolar o laboral decaiga.
Este trastorno también interfiere en las relaciones íntimas, pues los sentimientos intensos, como la ira o la felicidad, pueden desencadenar signos de narcolepsia como la cataplejía, por lo que los afectados evitan las interacciones emocionales.
También puede ocasionar un daño físico si se duerme mientras conduce; incluso mientras está preparando la comida. De allí la importancia de su diagnóstico clínico, el cual se apoya en un buen interrogatorio médico, acompañado de estudios como la polisomnografia que registra las ondas cerebrales, los niveles de oxígeno en la sangre, la frecuencia cardíaca y respiratoria, así como los movimientos de los ojos y las piernas durante el estudio; además de la prueba de latencia múltiple de sueño, que se usa para la evaluación de la somnolencia diurna excesiva –hipersomnia – y la narcolepsia.
Advierte Gonzalez que, es frecuente que pasen 10 años desde su comienzo hasta el diagnóstico; por lo que, ante la somnolencia excesiva diurna de un paciente, es necesario consultar al especialista.
Otros trastornos que pueden producir una somnolencia diurna excesiva crónica ameritan la realización de diagnósticos diferenciales, mediante estudios de imágenes cerebrales, pruebas en sangre e incluso de orina pueden confirmar el diagnóstico.
El doctor González señala que en la actualidad, el GMSP cuenta con la tecnología para los estudios necesarios y con un grupo de profesionales capacitados para alcanzar diagnósticos certeros, quienes acompañaran al paciente en todo el proceso de diagnóstico, aplicación del tratamiento, recuperación, mantenimiento de su salud y de la devolución de la calidad de vida al paciente, gracias al abordaje multidisciplinarios de la patología.
La Organización de las Naciones Unidas proclama el 18 de septiembre como Día Internacional de la Igualdad Salarial, con la finalidad de resaltar la importancia de equipar la igualdad salarial por un trabajo de igual valor. La igualdad salarial o igualdad de remuneración se refiere al derecho de hombres y mujeres a recibir una remuneración equitativa por trabajos de igual valor. Este concepto considera factores como competencias, condiciones laborales, calificaciones y niveles de responsabilidad en el desempeño del puesto. Además, la igualdad salarial refuerza los derechos humanos y la igualdad de género, y cuenta con el respaldo de actores clave como la comunidad internacional, la sociedad civil, agencias de ONU Mujeres, los Estados Miembros y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Como antecedente histórico, tras la Segunda Guerra Mundial, en 1951 se estableció el Convenio sobre Igualdad de Remuneración, reconocido como el primer instrumento internacional que impulsó la incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral, ocupando posiciones en la primera línea de producción en varios países. La creación de este convenio surgió como respuesta a la desigualdad salarial, vista como una clara forma de discriminación laboral. Este hito marcó el comienzo de un avance significativo hacia una mayor igualdad de género en el mercado laboral, estableciendo las bases para eliminar brechas económicas y promover un entorno laboral más justo e inclusivo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias
La leyenda de Rómulo y Remo narra la historia de los fundadores míticos de Roma. Según el relato, Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas, estableció la ciudad de Alba Longa a orillas del río Tíber. A lo largo de los años, sus descendientes reinaron sobre esta ciudad, hasta llegar a Numitor y su hermano Amulio. Amulio destronó a Numitor y, para evitar que tuviera descendencia que reclamara el trono, obligó a su hija, Rea Silvia, a convertirse en sacerdotisa de la diosa Vesta, asegurando así su virginidad. Sin embargo, Marte, el dios de la guerra, se unió a Rea Silvia, quien dio a luz a los gemelos Rómulo y Remo. Temiendo por su vida, Amulio ordenó que los recién nacidos fueran arrojados al Tíber en una canasta. La corriente los llevó hasta la zona de las siete colinas, cerca de la desembocadura del Tíber. Allí, una loba llamada Luperca los descubrió mientras bebía agua. Ella los llevó a su guarida en el Monte Palatino y los amamantó hasta que un pastor los encontró. El pastor y su esposa criaron a los mellizos, quienes al llegar a la adultez restauraron a Numitor en el trono de Alba Longa. Rómulo y Remo decidieron fundar una nueva ciudad como colonia de Alba Longa en el lugar donde la loba los había protegido. Así nació Roma, con Rómulo y Remo como sus primeros reyes. El mito de la loba que amamantó a los gemelos ha sido objeto de diversas interpretaciones. Algunos creen que la loba fue en realidad una mujer que cuidó de ellos, ya que el término latino “lupa” también se usaba para referirse despectivamente a las prostitutas de la época. Este relato, cargado de simbolismo, es fundamental para entender el origen mítico de una de las civilizaciones más influyentes de la historia. https://www.tiktok.com/@mscnoticias