Destacado poeta, periodista y novelista larense. Fueron sus padres Juan Arráiz y Concepción Mujica. Realizó estudios primarios en su ciudad natal (1909-1911), culminándolos en el Colegio Católico Alemán en Caracas (1911-1914).
En cuanto a la educación secundaria, la misma la efectuó en los liceos Andrés Bello y Caracas. En 1919, con apenas 16 años de edad, se aventuró a viajar a los Estados Unidos, donde quería cumplir con sus 2 sueños: ser aviador y actor de cine.
Una vez en suelo norteamericano, trabajó en diversos y veces ruidos oficios, hasta que regresó a Venezuela en 1922. De vuelta en el país, inició una intensa carrera deportiva que lo llevó a practicar disciplinas como el fútbol y la esgrima, esta última en compañía de Luis Enrique Mármol, quien lo puso en el camino de la poesía.
Por estos días trabajó en una casa de comercio y en una empresa de cines como jefe de Propaganda. Aunque no era estudiante de la Universidad Central de Venezuela, participó en las protestas estudiantiles contra el régimen de Juan Vicente Gómez.
Nuevamente apresado y desterrado, viajó por Ecuador y Colombia, regresando a Venezuela en abril de 1936, durante el gobierno de Eleazar López Contreras. A partir de este momento ejerció diversos cargos públicos y fue director de El Nacional (1943-1948).
A raíz del derrocamiento del gobierno de Rómulo Gallegos (24 de noviembre de 1948), se exilió voluntariamente en Estados Unidos de manera permanente (enero de 1949), donde contrajo nupcias tras un divorcio y trabajó en el departamento de publicaciones de la Naciones Unidas.
En el país del norte, se dedicó a escribir poemas, cuentos, novelas, textos pedagógicos. Asimismo, se convirtió en un importante defensor de la naturaleza, apasionándose también por la geografía y además, se adelantó en muchos de sus escritos a las luchas reivindicativas de la actualidad.
El libro de poemas Áspero publicado en 1924, para muchos estudiosos de la literatura, rompió con el verso tradicional y la moral puritana venezolana.
Muere en Westport (Estados Unidos) el (16-9-1962)
La Organización de las Naciones Unidas proclama el 18 de septiembre como Día Internacional de la Igualdad Salarial, con la finalidad de resaltar la importancia de equipar la igualdad salarial por un trabajo de igual valor. La igualdad salarial o igualdad de remuneración se refiere al derecho de hombres y mujeres a recibir una remuneración equitativa por trabajos de igual valor. Este concepto considera factores como competencias, condiciones laborales, calificaciones y niveles de responsabilidad en el desempeño del puesto. Además, la igualdad salarial refuerza los derechos humanos y la igualdad de género, y cuenta con el respaldo de actores clave como la comunidad internacional, la sociedad civil, agencias de ONU Mujeres, los Estados Miembros y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Como antecedente histórico, tras la Segunda Guerra Mundial, en 1951 se estableció el Convenio sobre Igualdad de Remuneración, reconocido como el primer instrumento internacional que impulsó la incorporación masiva de las mujeres al mundo laboral, ocupando posiciones en la primera línea de producción en varios países. La creación de este convenio surgió como respuesta a la desigualdad salarial, vista como una clara forma de discriminación laboral. Este hito marcó el comienzo de un avance significativo hacia una mayor igualdad de género en el mercado laboral, estableciendo las bases para eliminar brechas económicas y promover un entorno laboral más justo e inclusivo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias
La leyenda de Rómulo y Remo narra la historia de los fundadores míticos de Roma. Según el relato, Ascanio, hijo del héroe troyano Eneas, estableció la ciudad de Alba Longa a orillas del río Tíber. A lo largo de los años, sus descendientes reinaron sobre esta ciudad, hasta llegar a Numitor y su hermano Amulio. Amulio destronó a Numitor y, para evitar que tuviera descendencia que reclamara el trono, obligó a su hija, Rea Silvia, a convertirse en sacerdotisa de la diosa Vesta, asegurando así su virginidad. Sin embargo, Marte, el dios de la guerra, se unió a Rea Silvia, quien dio a luz a los gemelos Rómulo y Remo. Temiendo por su vida, Amulio ordenó que los recién nacidos fueran arrojados al Tíber en una canasta. La corriente los llevó hasta la zona de las siete colinas, cerca de la desembocadura del Tíber. Allí, una loba llamada Luperca los descubrió mientras bebía agua. Ella los llevó a su guarida en el Monte Palatino y los amamantó hasta que un pastor los encontró. El pastor y su esposa criaron a los mellizos, quienes al llegar a la adultez restauraron a Numitor en el trono de Alba Longa. Rómulo y Remo decidieron fundar una nueva ciudad como colonia de Alba Longa en el lugar donde la loba los había protegido. Así nació Roma, con Rómulo y Remo como sus primeros reyes. El mito de la loba que amamantó a los gemelos ha sido objeto de diversas interpretaciones. Algunos creen que la loba fue en realidad una mujer que cuidó de ellos, ya que el término latino “lupa” también se usaba para referirse despectivamente a las prostitutas de la época. Este relato, cargado de simbolismo, es fundamental para entender el origen mítico de una de las civilizaciones más influyentes de la historia. https://www.tiktok.com/@mscnoticias