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“El buen hijo siempre vuelve a casa”, reza un viejo refrán utilizado en tiempos bíblicos y que aplica en el caso de Rómulo Otero, volante ofensivo que salió del Caracas en la temporada 2014-2015 hacia el exterior y quien no pierde la oportunidad para reencontrarse con sus afectos, así como también entrenar en la cancha del Cocodrilos Sport Park.
Llegó al país el pasado sábado y no pasaron muchos días para volverse a vestir de corto y reencontrarse con su casa. “El domingo no había entrenamientos y las piernas me estaban picando para venir a entrenar; por eso estoy feliz de estar en mi casa con mis compañeros; obviamente muchos no han llegado porque están viajando, pero estoy ansioso porque lleguen para poder abrazarlos y saludarlos”, comentó de entrada Otero.
“Desde el primer momento en el que subí las escaleras me pasó por la cabeza todo mi pasado en la institución; desde la sub-17, sub-20, segunda y profesional, la verdad que me siento feliz de estar nuevamente en Cocodrilos Sport Park, la cual siento que es parte de mí y de mi carrera. Hablé con el presidente, me dio la bienvenida y que me sintiese como en mi casa”, describió visiblemente emocionado.
La selección. Otero forma parte de la primera lista de 40 jugadores que dio el seleccionador nacional Rafael Dudamel para la Copa América de Brasil. “Estoy muy ilusionado por jugar la Copa. Es por eso que también me estoy entrenando, para mantenerme en ritmo competitivo y así estar apto por si quedo entre los 23 y sino estar ciento por ciento bien físicamente para reincorporarme a mi club en Brasil”, aseguró.
Con respecto a la llave que disputa el Caracas ante el Liverpool de Uruguay por la Conmebol Sudamericana, a Otero le quedó “una sensación amarga por la pérdida, pero al mismo tiempo sé que el equipo jugó muy bien y que le daremos vuelta a ese resultado. Estoy ansioso por verlos jugar nuevamente en el Olímpico; si no me llaman antes de la selección estaré allí el próximo martes en el estadio para apoyarlos”, concluyó
El 17 de noviembre conmemora el Día Internacional del Síndrome de Smith Magenis, un hito que destaca la relevancia de esta condición genética descubierta en los años 80 por Ana Smith y Ellen Magenis, una pionera en genética molecular. Este síndrome, vinculado a una deficiencia en el cromosoma 17, afecta aproximadamente a 1 persona de cada 15.000/25.000 nacimientos, manifestándose con una variedad de síntomas físicos y conductuales, acompañados de un retraso mental de gravedad variable y anomalías congénitas. Las asociaciones dedicadas al Síndrome de Smith Magenis organizan eventos con el objetivo claro de sensibilizar tanto a la población en general como a los profesionales de la salud. Entre las metas fundamentales de estas iniciativas se encuentran: Impulsar la Detección Precoz: Fomentar la identificación temprana de la enfermedad, garantizando un abordaje más efectivo desde sus primeras etapas. Atender las Necesidades de los Afectados: Buscar soluciones integrales que aborden las necesidades terapéuticas, educativas y asistenciales de quienes conviven con este síndrome, así como proporcionar un sólido apoyo a sus familias. Promover la Investigación: Lanzar un llamamiento apasionado a la investigación, destacando la importancia de explorar y comprender más a fondo esta patología para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Generar Conciencia Pública: Ampliar el conocimiento general sobre el Síndrome de Smith Magenis es esencial. Con campañas educativas, se busca sensibilizar a la población acerca de la existencia de esta condición y fomentar la empatía y la comprensión.
El Día de los Muertos es una festividad tradicional mexicana que tiene raíces profundas en la cultura indígena precolombina de México, especialmente entre los pueblos aztecas, mayas, purepechas y totonacas. Esta celebración se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre, coincidiendo con el Día de Todos los Santos y el Día de los Muertos en el calendario católico, lo que es una muestra de la fusión de las tradiciones indígenas y europeas después de la conquista española en el siglo XVI. Las razones por las cuales se celebra el Día de los Muertos en México son variadas: Conexión con las creencias indígenas: Los pueblos indígenas de México tenían una profunda conexión con la muerte y creían que la vida después de la muerte era una parte natural del ciclo de la vida. Celebraban a sus muertos a través de rituales y ofrendas mucho antes de la llegada de los españoles. Sincretismo religioso: Después de la conquista española, la religión católica se combinó con las creencias indígenas para dar lugar a esta festividad. Los colonizadores españoles intentaron reemplazar las creencias indígenas con las suyas, pero en lugar de erradicar las tradiciones preexistentes, se incorporaron elementos católicos en la celebración de los muertos. Homenaje a los seres queridos fallecidos: El Día de los Muertos es una forma de honrar y recordar a los seres queridos que han fallecido. Las familias crean altares o ofrendas que incluyen fotos, velas, flores, alimentos y objetos personales de los difuntos para recibir sus espíritus y celebrar su memoria. Celebración de la vida: Aunque pueda parecer paradójico, el Día de los Muertos no es una festividad triste, sino más bien una celebración de la vida. Se cree que durante estos días, los difuntos regresan a visitar a sus seres queridos, y se les recibe con música, baile y comida. Conservación de la identidad cultural: El Día de los Muertos es una de las festividades más importantes en la cultura mexicana, y su celebración contribuye a la preservación de las tradiciones y la identidad cultural del país. En resumen, el Día de los Muertos en México es una festividad arraigada en las creencias indígenas, el sincretismo religioso y la conexión con los seres queridos fallecidos. Es una celebración única que combina elementos de alegría, respeto y espiritualidad, y juega un papel importante en la cultura mexicana.