Frente a ataques cada vez más efectivos, es clave que los equipos de especialistas pongan el foco en la
capacitación a usuarios de la red.
Cada vez más, el mundo de los negocios habla sobre como la ciberseguridad debe estar en el top of mind de una organización. El ecosistema de conectividad es variado y así lo requiere: desde Internet de las Cosas y wearables hasta almacenamiento en la nube y el uso de dispositivos móviles permanentemente interconectados. Nuestros datos se encuentran distribuidos y garantizar su resguardo e integridad, es uno de los desafíos más grandes para las compañías.
El problema es complejo, ya que por más que se implementen las soluciones técnicas más avanzadas y costosas, alcanza con un error humano para que un ciberataque sea efectivo. Es por ello que la estrategia de preferencia para una defensa robusta es el abordaje en capas: es decir, crear la mayor cantidad de controles para que la responsabilidad de protección quede distribuida en diversos componentes del ecosistema. Pero además de prestar atención a todas aquellas capas, en donde la tecnología y las buenas prácticas pueden ser de enorme ayuda, es fundamental no olvidar el que siempre ha sido el eslabón más débil de la cadena: el usuario de la red, principal causa de entrada de malware y ransomware.
Basándonos en casos recientes para ejemplificar, fue el error humano el responsable del inicio de los casos de WannaCry o Petya y probablemente lo sea también en los próximos grandes ciberataques por causa de acciones u omisiones. Esto quiere decir que a pesar de la estrategia de seguridad que implementen los expertos en la temática, que sin dudas mitigará el alcance y la propagación de los ataques cuando sucedan, las medidas técnicas no son suficientes para proteger la información. Es el usuario el que tiene la decisión inicial de ingresar en un link sospechoso, abrir un adjunto de un mail infectado, utilizar una red desprotegida en un dispositivo con información crítica o descargar un software de terceros de dudosa procedencia.
¿Qué deben hacer entonces los equipos de seguridad para remediarlo? La solución para este punto, no es otra que el hacer gran foco en la capacitación hacia los usuarios, para que sepan reconocer amenazas y detectarlas a tiempo. Esto impedirá que potenciales ataques lleguen a ser efectivos, colaborando de esta forma en la estrategia de seguridad de la organización. Se podría decir entonces, que el entrenamiento en ciberseguridad en una organización debe ser:
– FRECUENTE: No alcanza con comunicaciones escritas por única vez, generalmente muy técnicas, o hacerlo solo cuando recién se integran a la organización. Las capacitaciones en ciberseguridad deben realizarse al menos una vez al año para los usuarios de la red, y abarcar los más recientes avances tecnológicos, amenazas y nuevos tipos de vulnerabilidades.
– ESTRATÉGICO: Es importante tener en cuenta que hay ciertos grupos de usuarios que es muy importante que tengan conocimientos actualizados sobre ciberseguridad: es el caso, por ejemplo, de quienes son responsables de atención al cliente o de call centers, y de aquellos que manejan información crítica y de acceso restringido. Además, deberá trabajarse específicamente para que todos los empleados tengan conocimientos similares y conozcan su rol en caso de un ciberataque, según sus responsabilidades en la compañía.
– CREATIVO: Para enseñar sobre ciberseguridad, es primordial utilizar lenguaje accesible y explicar contenidos técnicos de manera que cualquiera pueda entenderlos. Esto debe ser así siempre, por más de que se trate de un empleado con años de experiencia de uso en la red, o una persona con pocos conocimientos en el tema. Todos deben entender por igual como identificar un intento de phishing en un mail, o cómo descargar de forma segura software desde la nube. A su vez, se pueden enseñar técnicas útiles también para uso personal, como la elección de contraseñas complejas y la implementación de doble autenticación.
Yendo un paso más allá, algunas organizaciones recurren a partners para “simular” ataques de phishing, descubriendo así la cantidad de usuarios que hacen click en links infectados y qué datos comparten o revelan a partir de ello.
Garantizar que nuestra política de entrenamiento en ciberseguridad sigue estos lineamientos, es un paso fundamental para disminuir el riesgo asociado a errores humanos de forma significativa. Si a esto le sumamos inversiones inteligentes, adecuadas estrategias de respaldo de la información, almacenamiento offline y una adecuada configuración de permisos de acceso a información crítica, estaremos bien encaminados hacia el éxito. Siempre recordando que nuestras acciones pueden disminuir el riesgo, pero nunca eliminarlo totalmente.
La Semana Santa, más que un feriado, es un período cargado de tradiciones arraigadas que invitan a la reflexión y la renovación espiritual. Una de estas prácticas significativas es la visita a los siete templos, una experiencia que trasciende la mera observancia para sumergirse en un profundo acto de devoción y conexión con la historia bíblica. La tradición, que se inicia la noche del Jueves Santo y culmina en la mañana del Viernes Santo, tiene sus raíces en Roma gracias a San Felipe Neri, y desde entonces ha reverberado en todo el mundo, convirtiéndose en un símbolo de respeto hacia Jesús y su sacrificio por la humanidad. Según la enseñanza de la Iglesia Católica, el Jueves Santo marca un momento crucial en la historia cristiana: la Última Cena de Jesús con sus apóstoles, donde instituyó los sacramentos de la Eucaristía y el Orden Sacerdotal. Este acto simboliza el inicio de un camino hacia la redención, hacia la reconciliación con el prójimo y la interiorización de los valores de caridad promovidos por Jesús. Al recorrer los siete templos, los fieles no solo están siguiendo los pasos físicos de Jesús desde su captura hasta su crucifixión, sino que están participando en un acto de comunión espiritual, acompañando al Salvador en su trayectoria hacia el sacrificio y la resurrección. Cada uno de los siete templos representa una etapa crucial en este recorrido espiritual: Desde el Cenáculo hasta el huerto de Getsemaní, donde Jesús oró y sudó sangre. Desde el huerto de Getsemaní hasta la casa de Anás, donde fue interrogado y maltratado. Desde la casa de Caifás hasta la primera comparecencia ante Poncio Pilatos, donde fue acusado injustamente. Desde la confrontación con Herodes hasta la segunda comparecencia ante Pilatos, donde fue sentenciado a muerte. Finalmente, desde la casa de Pilatos hasta el Monte Calvario, donde Jesús cargó con la cruz, fue crucificado y sepultado. Cada estación de este camino sagrado invita a los creyentes a reflexionar sobre el significado más profundo de la Pasión de Cristo y a renovar su compromiso con los valores cristianos de amor, perdón y redención. La visita a los siete templos se convierte así en una experiencia transformadora que trasciende las fronteras del tiempo y el espacio, guiando a los fieles hacia una conexión más íntima con su fe y su salvación. https://www.tiktok.com/@mscnoticias
El Domingo de Ramos es el día que marca el inicio de la Semana Santa en la tradición cristiana, conmemorando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Este día está lleno de simbolismo y significado religioso para los cristianos, pero en términos de “misterios”, podrían interpretarse algunos aspectos simbólicos o teológicos: La entrada triunfal de Jesús: Este evento, mencionado en los evangelios, es la base del Domingo de Ramos. Jesús entra en Jerusalén montado en un burro, mientras la multitud lo aclama y lo saluda con ramas de palma y ropas extendidas en su camino. El misterio aquí radica en la comprensión del significado de esta entrada en el contexto de la misión de Jesús y su relación con el reino de Dios. El cambio de actitud de la multitud: Es intrigante cómo la multitud que aclama a Jesús en su entrada triunfal el Domingo de Ramos luego se convierte en la misma multitud que lo rechaza y pide su crucifixión pocos días después. Este cambio repentino de actitud puede ser objeto de reflexión sobre la naturaleza humana y la fragilidad de las lealtades populares. El simbolismo de las palmas y las ramas: En muchas tradiciones cristianas, se llevan palmas y ramas durante las celebraciones del Domingo de Ramos como símbolo de victoria y triunfo. Estos elementos pueden representar la victoria espiritual sobre el pecado y la muerte que Jesús trae consigo, pero también pueden ser interpretados como un recordatorio de la naturaleza efímera de los triunfos terrenales. El comienzo de la Semana Santa: El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, un período de intensa reflexión y conmemoración para los cristianos. Este tiempo está lleno de rituales y tradiciones que recuerdan los eventos finales de la vida de Jesús, desde la Última Cena hasta su crucifixión y resurrección. Los misterios aquí son los propios misterios de la fe cristiana: la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y su significado para la salvación de la humanidad. En resumen, el Domingo de Ramos está envuelto en una serie de misterios religiosos y simbolismos que invitan a la reflexión y la contemplación sobre la fe cristiana y el significado de la vida y la obra de Jesucristo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias