Al menos 15% de la población presentan enfermedad de reflujo
Ambas patologías provocan trastornos del proceso digestivo, causando sensación de llenura y dolor después de comer, distención abdominal, repetición del sabor de la comida y sensación de acidez
Caracas, enero 2016.- La gastritis es una inflamación de la mucosa del estómago, que protege a este órgano de los ácidos gástricos; mientras que la enfermedad de reflujo gastroesofágico (ERGE) consiste en el paso del contenido gástrico desde el estómago al esófago, debido a la alteración en los mecanismos de barrera a ese nivel. Ambas patologías son de carácter crónico, recurrente y multifactorial.
De acuerdo con el gastroenterólogo, Juan Carlos González, la gastritis y el reflujo gastroesofágico son comunes en la población, ya que sólo la ERGE se puede presentar entre 10% y 15% de las personas. Ambas patologías provocan trastornos del proceso digestivo cuando se ingieren alimentos, por ejemplo: sensación de llenura y dolor después de comer, distención, repetición del sabor de la comida y acidez.
En el caso de la gastritis, ésta puede ser causada por factores, como el consumo excesivo de alcohol, tabaco, alimentos, fármacos e infección por la bacteria Helicobacter pylori. Los síntomas suelen ser muy variables, debido a que cada individuo puede experimentarlos de una forma diferente. Los más frecuentes son malestar o dolor de estómago, náuseas, vómitos, eructos, ardor, presencia de sangre en el vómito o en las heces.
En el caso de la enfermedad de reflujo gastroesofágico, su causa principal es la alteración del esfínter esofágico inferior: un anillo muscular que rodea al esófago en su unión con el estómago y permanece cerrado impidiendo que el contenido del estómago vuelva de nuevo al esófago. Cuando el esfínter se altera y se produce una disminución de su presión en reposo, se relaja y no ejerce bien su función, de forma que el contenido gástrico refluye. Sustancias como el alcohol, el chocolate o el tabaco favorecen la relajación del esfínter y, por lo tanto, el reflujo.
No hay que descuidarse
Según el especialista en gastroenterología, cuando la ERGE no es tratada y atendida de manera correcta, el esófago se somete a un proceso inflamatorio de la mucosa y el paciente comienza a tener problemas para tragar los alimentos. También puede causar tos nocturna, asma bronquial, sinusitis y erosión dental. En casos extremos, pueden desarrollar el síndrome de esófago de Barrett: un proceso inflamatorio de la mucosa del esófago, que es una condición precancerosa.
A su vez, una gastritis no controlada por muchos años, y cuya causa sea la bacteria Helicobacter pylori, puede conducir a un cáncer de estómago, hemorragia digestiva y alteraciones en el diámetro de salida del duodeno, que amerite intervención quirúrgica.
Tratamiento y mejora
Entre los pasos a seguir en el tratamiento de los pacientes con estas condiciones, el doctor González señaló, que las líneas de acción incluyen el uso de medicamentos inhibidores de la bomba de protones como el pantoprazol, para disminuir e inhibir la secreción de ácido del estómago, creando una protección que permita la recuperación mucosa.
El tratamiento debe estar acompañado de dietas de protección gastroduoenal, que incluyan alimentos que no contribuyan a la secreción de ácidos para su digestión. “A estos pacientes se le eliminan condimentos, salsas, picantes, chocolates, alcohol, café, entre otros. Se les enseña a comer a horarios, ya que largos períodos sin comer genera mayor secreción de ácidos. Las cenas deben ser ligeras, y realizarlas una o dos horas antes de dormir. Una dieta adecuada que incluya desayuno, almuerzo y cena es suficiente en estos casos”, explicó el galeno.
Para concluir, el doctor González resaltó la importancia de no variar las dosis ni las horas en las que se indican los medicamentos, así como, no auto medicarse y recurrir al especialista en gastroenterología en caso de existir persistencia en los síntomas antes mencionados.
La Semana Santa, más que un feriado, es un período cargado de tradiciones arraigadas que invitan a la reflexión y la renovación espiritual. Una de estas prácticas significativas es la visita a los siete templos, una experiencia que trasciende la mera observancia para sumergirse en un profundo acto de devoción y conexión con la historia bíblica. La tradición, que se inicia la noche del Jueves Santo y culmina en la mañana del Viernes Santo, tiene sus raíces en Roma gracias a San Felipe Neri, y desde entonces ha reverberado en todo el mundo, convirtiéndose en un símbolo de respeto hacia Jesús y su sacrificio por la humanidad. Según la enseñanza de la Iglesia Católica, el Jueves Santo marca un momento crucial en la historia cristiana: la Última Cena de Jesús con sus apóstoles, donde instituyó los sacramentos de la Eucaristía y el Orden Sacerdotal. Este acto simboliza el inicio de un camino hacia la redención, hacia la reconciliación con el prójimo y la interiorización de los valores de caridad promovidos por Jesús. Al recorrer los siete templos, los fieles no solo están siguiendo los pasos físicos de Jesús desde su captura hasta su crucifixión, sino que están participando en un acto de comunión espiritual, acompañando al Salvador en su trayectoria hacia el sacrificio y la resurrección. Cada uno de los siete templos representa una etapa crucial en este recorrido espiritual: Desde el Cenáculo hasta el huerto de Getsemaní, donde Jesús oró y sudó sangre. Desde el huerto de Getsemaní hasta la casa de Anás, donde fue interrogado y maltratado. Desde la casa de Caifás hasta la primera comparecencia ante Poncio Pilatos, donde fue acusado injustamente. Desde la confrontación con Herodes hasta la segunda comparecencia ante Pilatos, donde fue sentenciado a muerte. Finalmente, desde la casa de Pilatos hasta el Monte Calvario, donde Jesús cargó con la cruz, fue crucificado y sepultado. Cada estación de este camino sagrado invita a los creyentes a reflexionar sobre el significado más profundo de la Pasión de Cristo y a renovar su compromiso con los valores cristianos de amor, perdón y redención. La visita a los siete templos se convierte así en una experiencia transformadora que trasciende las fronteras del tiempo y el espacio, guiando a los fieles hacia una conexión más íntima con su fe y su salvación. https://www.tiktok.com/@mscnoticias
El Domingo de Ramos es el día que marca el inicio de la Semana Santa en la tradición cristiana, conmemorando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Este día está lleno de simbolismo y significado religioso para los cristianos, pero en términos de “misterios”, podrían interpretarse algunos aspectos simbólicos o teológicos: La entrada triunfal de Jesús: Este evento, mencionado en los evangelios, es la base del Domingo de Ramos. Jesús entra en Jerusalén montado en un burro, mientras la multitud lo aclama y lo saluda con ramas de palma y ropas extendidas en su camino. El misterio aquí radica en la comprensión del significado de esta entrada en el contexto de la misión de Jesús y su relación con el reino de Dios. El cambio de actitud de la multitud: Es intrigante cómo la multitud que aclama a Jesús en su entrada triunfal el Domingo de Ramos luego se convierte en la misma multitud que lo rechaza y pide su crucifixión pocos días después. Este cambio repentino de actitud puede ser objeto de reflexión sobre la naturaleza humana y la fragilidad de las lealtades populares. El simbolismo de las palmas y las ramas: En muchas tradiciones cristianas, se llevan palmas y ramas durante las celebraciones del Domingo de Ramos como símbolo de victoria y triunfo. Estos elementos pueden representar la victoria espiritual sobre el pecado y la muerte que Jesús trae consigo, pero también pueden ser interpretados como un recordatorio de la naturaleza efímera de los triunfos terrenales. El comienzo de la Semana Santa: El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, un período de intensa reflexión y conmemoración para los cristianos. Este tiempo está lleno de rituales y tradiciones que recuerdan los eventos finales de la vida de Jesús, desde la Última Cena hasta su crucifixión y resurrección. Los misterios aquí son los propios misterios de la fe cristiana: la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y su significado para la salvación de la humanidad. En resumen, el Domingo de Ramos está envuelto en una serie de misterios religiosos y simbolismos que invitan a la reflexión y la contemplación sobre la fe cristiana y el significado de la vida y la obra de Jesucristo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias