Pausas activas disminuyen el ausentismo laboral
Considerando el estilo de vida agitado de los venezolanos, es propicio utilizar los sitios de trabajo para realizar actividades que promuevan hábitos saludables mediante el desarrollo de ejercicios físicos
Según indica la Organización Internacional del Trabajo, uno de los principales objetivos de la salud ocupacional es desarrollar actividades multidisciplinarias encaminadas a la promoción, educación y prevención de los empleados, para protegerlos de los riesgos laborales y ubicarlos en un ambiente de trabajo de acuerdo con sus condiciones fisiológicas.
De esta manera, las llamadas pausas activas apuntan directamente a su cumplimiento en la prevención de trastornos del sistema osteo-muscular, siendo este uno de los más afectados estadísticamente por exposición a condición laboral.
Pero, ¿qué son las pausas activas? Anabella Moreira, Coordinadora Técnica de Sanitas Ocupacional y especialista en salud laboral, explica que “estas son un descanso activo, que busca romper los ciclos de movimientos repetitivos y posturas mantenidas que se puedan generar a lo largo de la jornada diaria, con la finalidad de prevenir o mitigar el riesgo biomecánico y por ende posibles alteraciones osteomusculares producidas por la carga laboral, el sedentarismo y condiciones de puestos de trabajo. Además, estas buscan fomentar hábitos saludables en el lugar de trabajo, disminuir el ausentismo por dicha causa, mejorar el clima organizacional y las medidas de seguridad, protección y bienestar”.
Asimismo, aclara la especialista, las pausas activas se basan en la implementación de actividades que beneficien la recuperación muscular, por lo cual se pueden desarrollar programas basados en el estiramiento y/o fortalecimiento de los músculos, relajación, agilidad mental, entre otros. La programación de los ejercicios está direccionada a las partes del cuerpo que tengan mayor demanda a lo largo de la jornada laboral. Por ejemplo, “en el caso de las personas que utilizan computadora o llevan a cabo labores administrativos, se priorizan los movimientos para cuello, miembros superiores y tronco. Sin embargo, si el trabajo se evidencia con amplia demanda cognitiva, también debemos incorporar tareas de agilidad mental”.
“La recomendación principal se orienta a desarrollar un programa dinámico, en el que se planifiquen diferentes ejercicios para cada segmento y se alternen con otras actividades para garantizar su implementación en todos los niveles de las organizaciones y mantener el interés del trabajador”, asegura Moreira.
Tan solo 15 minutos por cada dos horas continuas de trabajo –según lo indica la norma COVENIN 2742-1998 que rige en Venezuela–, previene la fatiga muscular, por lo cual mitiga los factores para la aparición de lesiones músculo-esqueléticas; aumenta la productividad; permite mayor capacidad de concentración; modifica el nivel energético del individuo, ya que la respiración es fundamental; y desarrolla la implementación de hábitos de vida saludables.
La experta de Sanitas Ocupacional comenta que “el principal motivo por el cual debemos realizar pausas activas es mejorar nuestra calidad de vida y bienestar. Al evaluar el tiempo continuo que le dedicamos a una misma actividad, en la cual no cambiamos de postura, o aquellas que realizamos todos los días utilizando el mismo segmento corporal, nos damos cuenta que no identificamos cuando el músculo se fatiga sino hasta la aparición del dolor o cuando ya se encuentra instalado un daño. Por ello, generar el hábito de implementar programas preventivos en las actividades laborales y extralaborales, se traducirá en beneficios para su salud y, en consecuencia, para el desarrollo óptimo de todas las dimensiones donde se desenvuelve el ser humano”.
En la actualidad, el ritmo de vida de los venezolanos, las demandas sociales y el tiempo dedicado al trabajo, hacen cada vez más difícil crear espacios que se destinen a realizar actividades que promuevan estilos de vida saludables. Por ello, es fundamental promocionar en todos los lugares posibles programas de participación para el desarrollo de actividades físicas y uno de ellos debe ser, sin lugar a dudas, el trabajo, a fin de generar condiciones laborales armónicas y efectivas. Un trabajador sano es igual a un colaborador productivo, lo cual impacta directamente en su estado emocional, nivel de satisfacción y compromiso con la organización, finaliza la experta.
El tercer lunes de enero es el día más triste del año. El Blue Monday, o Lunes Triste, es un fenómeno que ha capturado la atención de muchos, especialmente a nivel emocional y psicológico. Según el psicólogo Cliff Arnald, este día, que ocurre el tercer lunes de enero, es considerado el más triste del año. La combinación de factores emocionales y físicos que afectan a las personas durante este período contribuye a que muchos lo vivan con un sentimiento de depresión o desánimo. Tras las celebraciones navideñas, muchas familias aún no se han recuperado, tanto a nivel económico como emocional. Los excesos durante las fiestas, la falta de rutinas y el descontrol de la temporada festiva generan un desequilibrio en la vida diaria de las personas. A esto se suma la presión de los propósitos de Año Nuevo, que suelen parecer más difíciles de alcanzar conforme avanzan los días. Las metas, que en un inicio se veían como una motivación, se convierten en un recordatorio de las dificultades por superar, lo que provoca una profunda decepción. Este contexto emocional se ve reflejado en un alto índice de personas que sienten que sus expectativas para el inicio del año se desmoronan rápidamente. El Blue Monday se convierte así en un día emblemático para aquellos que se enfrentan a esta realidad emocional. Sin embargo, más allá del fenómeno en sí, es importante considerar que este sentimiento de tristeza puede ser superado si se cuentan con las herramientas adecuadas para enfrentar los desafíos personales, laborales y emocionales. Es fundamental reconocer este fenómeno como un proceso natural y tomar conciencia de la importancia de la salud mental para poder seguir adelante con una actitud positiva y resiliente. https://www.tiktok.com/@mscnoticias
La celebración del Espíritu de la Navidad es una tradición que combina elementos espirituales y culturales, especialmente popular en varios países de América Latina y algunas partes de Europa. Esta festividad ocurre el 21 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno en el hemisferio norte, marcando el día más corto y la noche más larga del año. Se considera un momento de reflexión, renovación y apertura para atraer energías positivas, armonía y prosperidad. Origen y significado Aunque no tiene un origen religioso específico, la celebración está vinculada al simbolismo de la luz que vence a la oscuridad, un concepto presente en muchas culturas. En esta fecha, se invita al Espíritu de la Navidad, una entidad simbólica asociada con la abundancia, el amor y la paz, a llenar los hogares con bendiciones. Rituales comunes Durante la noche del 21 de diciembre, las familias suelen reunirse para realizar rituales que promuevan la armonía y la prosperidad. Algunos de estos incluyen: Escribir deseos: Se escriben en papel los anhelos para el próximo año, tanto personales como colectivos. Limpiezas energéticas: Se realizan limpiezas en el hogar con incienso, velas aromáticas o aceites esenciales para atraer buenas energías. Cena especial: Se comparte una comida sencilla, generalmente vegetariana, en un ambiente de gratitud. Donaciones: Se fomenta el acto de dar, ya sea con regalos simbólicos o ayuda a quienes lo necesitan. Significado actual Hoy en día, el Espíritu de la Navidad es visto como una oportunidad para conectarse con lo esencial, reflexionar sobre el año que termina y proyectar intenciones positivas para el futuro. Más allá de las creencias personales, es una práctica que invita a valorar la gratitud, el amor y la generosidad como pilares para iniciar un nuevo ciclo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias