Consejos de seguridad
Toda empresa trabaja con información valiosa sobre su negocio que debe mantenerse de puertas para dentro. Los empleados con acceso a dichos datos deben ser conscientes de su importancia y su obligación es mantenerlos a salvo, pero ¿qué pasa cuando algún trabajador se marcha de la empresa?
Son pocas las compañías que realmente toman las medidas necesarias para bloquear el acceso a la data que normalmente manejaba el ahora ex-trabajador de la empresa. La mayoría no toman las precauciones adecuadas antes y después de despedir a un empleado o de aceptar su dimisión. De hecho, según un estudio de Osterman Research, para el 89% de los trabajadores la Empresa mantiene el nombre de usuario y la contraseña de sus cuentas corporativas tras dejar su puesto de trabajo, y casi la mitad de los ex-empleados admiten haberlos usado para acceder a algún servicio de su antigua empresa.
Si esto sucede con cualquier miembro del equipo, por humilde que sea su función, imagina hasta qué punto se agrava el problema cuando el ex-empleado o despedido es un ejecutivo de la compañía, alguien que ocupa un puesto de responsabilidad con acceso a mucha más información sensible.
El principal riesgo es que la propiedad intelectual de la empresa acabe en malas manos, algo que, desgraciadamente, sucede con no poca frecuencia. Se entiende mejor con un ejemplo: en 2014, la startup de transporte colaborativo Lyft acudió a la Justicia después de que uno de sus altos cargos (el COO, responsable del día a día de las operaciones) dejara la compañía para unirse a Uber, su principal competidora.
Si se llevó consigo información confidencial sobre el negocio es, para nosotros, lo de menos. La anécdota resulta de interés porque pone en evidencia un riesgo que corren todas las empresas si no hacen los deberes.
Podría parecer que es tarea del departamento legal, pero la seguridad informática también juega un importante papel en todo esto, en dos vertientes: tratar de evitar el robo de propiedad intelectual o, si ocurre lo peor, recopilar pruebas para al menos demostrar que dicha sustracción se ha producido.
Cuando quien accede a información crítica de la Empresa detentaba un cargo gerencial o clave, suele ser más complicado. Es difícil evitar que estén en su poder las contraseñas de los diferentes servicios y herramientas de la compañía, como también lo es impedir que utilice su propia computadora o dispositivo móvil para acceder a ellas desde cualquier parte (sobre todo si resolver las incidencias urgentes de uno o varios departamentos es su responsabilidad).
Quitarle el acceso nada más salir por la puerta (y el dispositivo móvil de empresa, y la tableta, y el portátil…) sería, probablemente, improductivo. Habría tenido cientos de oportunidades de copiar la información valiosa. Lo mejor que se puede hacer es recordarle las cláusulas de confidencialidad y propiedad intelectual que firmó al incorporarse a la empresa y realizar una exhaustiva revisión de sus actividades durante las últimas semanas en el cargo.
Es habitual que las empresas, sobre todo las más grandes antes de contratar hagan revisión de antecedentes, petición de recomendaciones, rigurosos procesos de selección con entrevistas en profundidad… Todo es poco para asegurarse de que el directivo estará a la altura, pero casi nunca se aplica el mismo criterio cuando decide o se ve obligado a abandonar la empresa.
De cara a facilitar esta tarea, hay disponible en el mercado un software especializado que permite monitorizar los equipos informáticos de la compañía y evitar las fugas. En el caso de Panda Security contamos con Adaptive Defense 360, una solución de seguridad informática que combate el robo de información tanto si la amenaza es externa (un malware, por ejemplo) como si es interna (un trabajador subiendo archivos a la nube o copiándolos en un pendrive).
Cuando se trata de un directivo que decide pasarse a la competencia, tanto prevenir como reaccionar se vuelve mucho más complicado. En ocasiones, puede ser el mayor peligro para la seguridad de una empresa, aunque a menudo pase desapercibido.
El 28 de agosto de 1859, el mundo fue testigo de un fenómeno celestial sin precedentes. Auroras boreales iluminaron cielos inusuales, desde Madrid hasta Santiago de Chile y más allá. Pero este espectáculo no fue solo una maravilla visual; fue el preludio de un evento cósmico que cambiaría la historia tal como la conocemos. Pocos días después, el renombrado astrónomo Richard Carrington presenció una explosión de luz blanca en la superficie del Sol desde su jardín en Londres. Dos enormes llamaradas despidieron una energía equivalente a más de diez mil millones de bombas atómicas. Esta observación, conocida como el “Evento Carrington”, marcó el inicio de la tormenta solar más violenta de los últimos 500 años. La gran eyección de masa coronal del año 1859 desencadenó el caos tecnológico en todo el mundo. Las líneas telegráficas cayeron, se quemaron y operadores resultaron heridos. La red de telégrafos colapsó durante 14 horas en Europa y Estados Unidos. Sin embargo, la sorpresa llegó cuando, debido a la sobrecarga eléctrica atmosférica, los telégrafos continuaron enviando mensajes de larga distancia sin necesidad de baterías. Este evento histórico resalta la vulnerabilidad de nuestra tecnología ante los caprichos del universo. El Evento Carrington nos recuerda la fragilidad de nuestra civilización en un cosmos que siempre está en movimiento. Desde entonces, los científicos han estudiado este suceso para comprender mejor las tormentas solares y desarrollar medidas de protección. En resumen, el Evento Carrington de 1859 no solo fue un espectáculo celestial, sino también un recordatorio de nuestra dependencia de la tecnología y nuestra conexión con el cosmos. Este episodio histórico sigue fascinando y sirve como un llamado de atención sobre los misterios y peligros del espacio exterior.
El Domingo de Ramos es el día que marca el inicio de la Semana Santa en la tradición cristiana, conmemorando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Este día está lleno de simbolismo y significado religioso para los cristianos, pero en términos de “misterios”, podrían interpretarse algunos aspectos simbólicos o teológicos: La entrada triunfal de Jesús: Este evento, mencionado en los evangelios, es la base del Domingo de Ramos. Jesús entra en Jerusalén montado en un burro, mientras la multitud lo aclama y lo saluda con ramas de palma y ropas extendidas en su camino. El misterio aquí radica en la comprensión del significado de esta entrada en el contexto de la misión de Jesús y su relación con el reino de Dios. El cambio de actitud de la multitud: Es intrigante cómo la multitud que aclama a Jesús en su entrada triunfal el Domingo de Ramos luego se convierte en la misma multitud que lo rechaza y pide su crucifixión pocos días después. Este cambio repentino de actitud puede ser objeto de reflexión sobre la naturaleza humana y la fragilidad de las lealtades populares. El simbolismo de las palmas y las ramas: En muchas tradiciones cristianas, se llevan palmas y ramas durante las celebraciones del Domingo de Ramos como símbolo de victoria y triunfo. Estos elementos pueden representar la victoria espiritual sobre el pecado y la muerte que Jesús trae consigo, pero también pueden ser interpretados como un recordatorio de la naturaleza efímera de los triunfos terrenales. El comienzo de la Semana Santa: El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, un período de intensa reflexión y conmemoración para los cristianos. Este tiempo está lleno de rituales y tradiciones que recuerdan los eventos finales de la vida de Jesús, desde la Última Cena hasta su crucifixión y resurrección. Los misterios aquí son los propios misterios de la fe cristiana: la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y su significado para la salvación de la humanidad. En resumen, el Domingo de Ramos está envuelto en una serie de misterios religiosos y simbolismos que invitan a la reflexión y la contemplación sobre la fe cristiana y el significado de la vida y la obra de Jesucristo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias