La detección temprana de ciberamenazas es desde hace varios años uno de los mayores retos a afrontar en el campo de la seguridad informática: la rápida evolución de las tipologías de los ciberataques ha sobrepasado a los sistemas de detección de intrusos tradicionales que cada vez más resultan insuficientes para determinados ataques, como las amenazas persistentes avanzadas (APT), que constituyen ofensivas digitales dirigidas contra sistemas muy concretos y conformadas por un conjunto de procesos sigilosos y continuos a lo largo del tiempo.
Las APT como ejemplo de un problema
Hasta ahora, las empresas se han apoyado para defenderse de APT´s y otras modalidades de ataques dirigidos en los sistemas de detección de intrusiones en red (NIDS) que intentan descubrir accesos no autorizados a determinados recursos de la red a través del análisis de los datos de tráfico de la misma para detectar signos de actividad maliciosa. Y hasta ahora han demostrado su eficacia en la defensa contra ciberamenazas tradicionales como los ataques DoS, de desbordamiento de búfer, de troyanos, etc.
Pero el rápido avance tecnológico tammbipen ha llegado a los ciiberdelincuentes y está generando nuevas clases de amenazas que demandan de mecanismos de defensa más avanzados. Entre las que encontramos, por ejemplo, a las APT: los ataques en gran escala a una red se pueden detectar fácilmente en sus etapas finales mediante la observación de cambios muy bruscos en el tráfico de red; sin embargo, las primeras etapas de los ataques generan cambios difíciles de distinguir de las fluctuaciones usuales de tráfico.
Los NIDS se han mostrado ineficaces para frenar esta clase de amenazas, debido a su incapacidad para evaluar ciberataques planificados a través de múltiples acciones coordinadas pero aparentemente aisladas e inocuas.
Detección temprana a partir de la proactividad
Según la consultora Gartner, “existe un consenso generalizado en que los ataques avanzados son capaces de evitar los controles de seguridad tradicionales basados en firmas, y permanecer en nuestros sistemas sin ser detectados durante largos períodos de tiempo. La amenaza es real. Estamos en peligro; solo que no somos conscientes de ello”.
Hacer frente a este tipo de intrusiones complejas exige dejar de lado la apuesta por contramedidas reactivas para implementar nuevas políticas de seguridad basadas en mecanismos proactivos de prevención que permitan reducir los tiempos de respuesta a lo más cercano a “0” detectando malware desconocido (por ejemplo, mediante el uso de técnicas de ‘machine learning’ que monitoricen el sistema en busca de patrones y comportamientos inusuales, y los bloqueen). Pero no siempre resulta posible maximizar la detección de dicho malware sin generar falsos positivos.
Esta tardanza es hoy la preocupación fundamental del sector de la ciberseguridad, y cerrar la (enorme) ventana de oportunidad que genera deberá ser su tarea primordial: lograr mejorar la detección en tiempo real de amenazas digitales implica simplificar el filtrado de alertas y mejorar el tiempo de respuesta para contener los ataques.
Adaptive Defense 360, la solución de Panda
Panda Security cuenta con un producto específicamente destinado a cerrar la ‘ventana de oportunidad’ del malware que abren los ataques zero-day y las APTs en los entornos corporativos: Adaptive Defense 360.
La tecnología que integra permite detectar y bloquear el software malicioso en base a la monitorización en tiempo real de su comportamiento. El cliente contará recibirá una alerta inmediata de cualquier identificación de malware con la seguridad de que la combinación del uso de algoritmos de ‘machine learning en la nube y del análisis de expertos permite desterrar los falsos positivos.
El 28 de agosto de 1859, el mundo fue testigo de un fenómeno celestial sin precedentes. Auroras boreales iluminaron cielos inusuales, desde Madrid hasta Santiago de Chile y más allá. Pero este espectáculo no fue solo una maravilla visual; fue el preludio de un evento cósmico que cambiaría la historia tal como la conocemos. Pocos días después, el renombrado astrónomo Richard Carrington presenció una explosión de luz blanca en la superficie del Sol desde su jardín en Londres. Dos enormes llamaradas despidieron una energía equivalente a más de diez mil millones de bombas atómicas. Esta observación, conocida como el “Evento Carrington”, marcó el inicio de la tormenta solar más violenta de los últimos 500 años. La gran eyección de masa coronal del año 1859 desencadenó el caos tecnológico en todo el mundo. Las líneas telegráficas cayeron, se quemaron y operadores resultaron heridos. La red de telégrafos colapsó durante 14 horas en Europa y Estados Unidos. Sin embargo, la sorpresa llegó cuando, debido a la sobrecarga eléctrica atmosférica, los telégrafos continuaron enviando mensajes de larga distancia sin necesidad de baterías. Este evento histórico resalta la vulnerabilidad de nuestra tecnología ante los caprichos del universo. El Evento Carrington nos recuerda la fragilidad de nuestra civilización en un cosmos que siempre está en movimiento. Desde entonces, los científicos han estudiado este suceso para comprender mejor las tormentas solares y desarrollar medidas de protección. En resumen, el Evento Carrington de 1859 no solo fue un espectáculo celestial, sino también un recordatorio de nuestra dependencia de la tecnología y nuestra conexión con el cosmos. Este episodio histórico sigue fascinando y sirve como un llamado de atención sobre los misterios y peligros del espacio exterior.
El Domingo de Ramos es el día que marca el inicio de la Semana Santa en la tradición cristiana, conmemorando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Este día está lleno de simbolismo y significado religioso para los cristianos, pero en términos de “misterios”, podrían interpretarse algunos aspectos simbólicos o teológicos: La entrada triunfal de Jesús: Este evento, mencionado en los evangelios, es la base del Domingo de Ramos. Jesús entra en Jerusalén montado en un burro, mientras la multitud lo aclama y lo saluda con ramas de palma y ropas extendidas en su camino. El misterio aquí radica en la comprensión del significado de esta entrada en el contexto de la misión de Jesús y su relación con el reino de Dios. El cambio de actitud de la multitud: Es intrigante cómo la multitud que aclama a Jesús en su entrada triunfal el Domingo de Ramos luego se convierte en la misma multitud que lo rechaza y pide su crucifixión pocos días después. Este cambio repentino de actitud puede ser objeto de reflexión sobre la naturaleza humana y la fragilidad de las lealtades populares. El simbolismo de las palmas y las ramas: En muchas tradiciones cristianas, se llevan palmas y ramas durante las celebraciones del Domingo de Ramos como símbolo de victoria y triunfo. Estos elementos pueden representar la victoria espiritual sobre el pecado y la muerte que Jesús trae consigo, pero también pueden ser interpretados como un recordatorio de la naturaleza efímera de los triunfos terrenales. El comienzo de la Semana Santa: El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, un período de intensa reflexión y conmemoración para los cristianos. Este tiempo está lleno de rituales y tradiciones que recuerdan los eventos finales de la vida de Jesús, desde la Última Cena hasta su crucifixión y resurrección. Los misterios aquí son los propios misterios de la fe cristiana: la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y su significado para la salvación de la humanidad. En resumen, el Domingo de Ramos está envuelto en una serie de misterios religiosos y simbolismos que invitan a la reflexión y la contemplación sobre la fe cristiana y el significado de la vida y la obra de Jesucristo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias