Con 26 años de carrera, el galán y primer actor Julio Pereira, radicado desde hace 15 años en España, regresó a Venezuela para interpretar a Ramón José Blanco en la producción dramática estelar de Venevisión “Corazón Esmeralda”.
Luego de 15 años fuera del país… ¿Qué te hizo regresar a Venezuela?
Los venezolanos somos nativos de una realidad muy particular y en cualquier parte fuera de Venezuela sufrimos una gran nostalgia por nuestras costumbres, los amigos, el clima… Hasta que llega un momento que piensas “para vivir extrañando mi país, mejor vuelvo, ¿no?”… Aunque nunca me he separado definitivamente de Venezuela. Cada vez que puedo vengo de vacaciones y trato de hacer algo de teatro, tv, o cine. Esta vez quise volver para quedarme, aunque las condiciones no parecen ideales, y no sé si será posible.
¿Cuándo nació tu pasión por el medio artístico?
Desde niño siempre quise ser actor, hice teatro en el colegio y la universidad hasta que me atrapó y ya no puedo escapar.
Además de la actuación y la pintura… ¿Hay algún otro arte que te apasione?
La pintura es solo un pasatiempo, aunque trabajé como caricaturista durante unos cuantos años… También disfruto escribir.
¿Qué consideras que ha cambiado en la industria de las telenovelas, desde “Abigail” (1988), la primera producción dramática en la que actuaste, hasta hoy en día…?
La forma de hacer las cosas ha cambiado sensiblemente, en algunos aspectos para bien y en otros para mal… Para bien, los horarios de grabación… antes se tenía hora de entrada pero nunca se sabía cuándo se terminaría de grabar, hoy en día eso está mejor coordinado. Para mal… siento que se ha descuidado y perdido un poco la mística de trabajo.
En esta ocasión interpreta a Ramón José Blanco, o como lo llama su familia y amigos, “Barrilito”… Un hombre humilde, voluntarioso, alegre, despistado, querendón y fiestero; Su filosofía es “¡Vivir feliz cada momento porque mañana no se sabe!”. “Es un tipo desenfadado, divertido, que no se toma nada realmente en serio. Es uno de esos personajes que refrescan la trama…¡Es una gota fresca!”, comenta el actor. Ama a su familia por sobre todas las cosas. Está casado con “Lucha” (Beatriz Vázquez), con quien tiene dos hijos, Liliana (Carmen Alicia Lara) y Miguel (José Ramón Barreto). Adora a su ahijada Beatriz (Irene Esser) como si fuera su propia hija.
¿Podrías contar alguna anécdota que haya ocurrido en alguna grabación de la telenovela?
En una ocasión, grabando en un río, Luis Gerónimo Abreu y yo rescatábamos a Cristóbal Lander, y para evitar que se me viera la unidad del micrófono y no tener que repetir la toma, terminé soltando a Cristóbal y siendo arrastrado con él, al agua… ¡Quedamos empapados! (risas).
Tomando en cuenta uno de los temas de la telenovela… ¿Qué haces para cuidar el medio ambiente?
Procuro separar la basura para el reciclaje, aunque en nuestro país aún carecemos de las estructuras necesarias para ello. Uso la mínima cantidad de bolsas plásticas posibles, corto las piezas plásticas de los “six-packs”, apago el carro cada vez que sea innecesario tenerlo encendido… A pesar de ser un país petrolero deberíamos reparar más en ello.
¿Cómo está tu hija? ¿Qué edad tiene ya?
¡Tiene 7 años! Está muy bien… aunque muy lejos por ahora, porque vive en Inglaterra.
Cuéntanos cómo eres como papá…
Eso tendrá que decirlo mi nena cuando crezca… Por ahora sólo procuro entenderla y darle lo mejor que puedo…
Ya finalizaron las grabaciones de “Corazón Esmeralda”… ¿Qué viene ahora?
Estrenar una obra de mi autoría que estoy dirigiendo “Tupper Sex” y volver a España para atender compromisos.
Finalmente… ¿De qué color sientes tu corazón?
Blanco, aunque más que por pureza, por su neutralidad.
El 28 de agosto de 1859, el mundo fue testigo de un fenómeno celestial sin precedentes. Auroras boreales iluminaron cielos inusuales, desde Madrid hasta Santiago de Chile y más allá. Pero este espectáculo no fue solo una maravilla visual; fue el preludio de un evento cósmico que cambiaría la historia tal como la conocemos. Pocos días después, el renombrado astrónomo Richard Carrington presenció una explosión de luz blanca en la superficie del Sol desde su jardín en Londres. Dos enormes llamaradas despidieron una energía equivalente a más de diez mil millones de bombas atómicas. Esta observación, conocida como el “Evento Carrington”, marcó el inicio de la tormenta solar más violenta de los últimos 500 años. La gran eyección de masa coronal del año 1859 desencadenó el caos tecnológico en todo el mundo. Las líneas telegráficas cayeron, se quemaron y operadores resultaron heridos. La red de telégrafos colapsó durante 14 horas en Europa y Estados Unidos. Sin embargo, la sorpresa llegó cuando, debido a la sobrecarga eléctrica atmosférica, los telégrafos continuaron enviando mensajes de larga distancia sin necesidad de baterías. Este evento histórico resalta la vulnerabilidad de nuestra tecnología ante los caprichos del universo. El Evento Carrington nos recuerda la fragilidad de nuestra civilización en un cosmos que siempre está en movimiento. Desde entonces, los científicos han estudiado este suceso para comprender mejor las tormentas solares y desarrollar medidas de protección. En resumen, el Evento Carrington de 1859 no solo fue un espectáculo celestial, sino también un recordatorio de nuestra dependencia de la tecnología y nuestra conexión con el cosmos. Este episodio histórico sigue fascinando y sirve como un llamado de atención sobre los misterios y peligros del espacio exterior.
El Domingo de Ramos es el día que marca el inicio de la Semana Santa en la tradición cristiana, conmemorando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Este día está lleno de simbolismo y significado religioso para los cristianos, pero en términos de “misterios”, podrían interpretarse algunos aspectos simbólicos o teológicos: La entrada triunfal de Jesús: Este evento, mencionado en los evangelios, es la base del Domingo de Ramos. Jesús entra en Jerusalén montado en un burro, mientras la multitud lo aclama y lo saluda con ramas de palma y ropas extendidas en su camino. El misterio aquí radica en la comprensión del significado de esta entrada en el contexto de la misión de Jesús y su relación con el reino de Dios. El cambio de actitud de la multitud: Es intrigante cómo la multitud que aclama a Jesús en su entrada triunfal el Domingo de Ramos luego se convierte en la misma multitud que lo rechaza y pide su crucifixión pocos días después. Este cambio repentino de actitud puede ser objeto de reflexión sobre la naturaleza humana y la fragilidad de las lealtades populares. El simbolismo de las palmas y las ramas: En muchas tradiciones cristianas, se llevan palmas y ramas durante las celebraciones del Domingo de Ramos como símbolo de victoria y triunfo. Estos elementos pueden representar la victoria espiritual sobre el pecado y la muerte que Jesús trae consigo, pero también pueden ser interpretados como un recordatorio de la naturaleza efímera de los triunfos terrenales. El comienzo de la Semana Santa: El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, un período de intensa reflexión y conmemoración para los cristianos. Este tiempo está lleno de rituales y tradiciones que recuerdan los eventos finales de la vida de Jesús, desde la Última Cena hasta su crucifixión y resurrección. Los misterios aquí son los propios misterios de la fe cristiana: la pasión, muerte y resurrección de Jesús, y su significado para la salvación de la humanidad. En resumen, el Domingo de Ramos está envuelto en una serie de misterios religiosos y simbolismos que invitan a la reflexión y la contemplación sobre la fe cristiana y el significado de la vida y la obra de Jesucristo. https://www.tiktok.com/@mscnoticias